Una cosa esencial en la dimensión pastoral del Acontecimiento
Guadalupano es que Santa María de Guadalupe buscó el encuentro con San Juan
Diego en 4 ocasiones, otra con Juan Bernardino, e hizo que Juan Diego se
encontrara con Zumárraga.
Fueron encuentros de gracia que
generaron un proceso de evangelización. San Juan Diego, luego de su primer
encuentro con Zumárraga, venía triste, porque no se realizó de inmediato su
encargo, luego se volvió, al terminar el día, [...] se vino derecho a la cumbre
del cerrillo, y tuvo la dicha de encontrar a la Reina del Cielo.
Juan Diego había visto a la
Virgen al amanecer, y regresaba al acabar el día, entonces, la mayor parte de
éste lo tuvieron relegado, esperando, sin probar bocado, tenso ante la
entrevista, y ansioso de cumplir bien su cometido. Debía, pues sentirse muy
mal. Por eso le pide a la Virgen que envíe a uno que sea conocido, respetado y
honrado, para que le crean. “Porque en
verdad yo soy un hombre de campo, soy mecapal, soy cacaxtle, soy cola, soy ala:
Yo mismo necesito ser conducido, llevado a cuestas, no es lugar de mi andar ni
de mí detenerme allá a donde me envías”.
La Virgen le responde que es por
esa sencillez que necesita de él [...] “ten
por cierto que no son escasos mis servidores, mis mensajeros, a quienes podría
confiar que lleven mi aliento, mi palabra, para que efectúen mi voluntad; pero
es muy necesario que tú, personalmente vayas, ruegues que por tu intercesión se
realice [...] mi voluntad”.
En el Evangelio, Jesús insistió
en que cada uno tenemos la responsabilidad de ser operarios en su mies (Mt.
9,37; Lc. 10,2), y eso mismo es lo que hace María Santísima: también Ella es
totalmente explícita, en que la evangelización de México que Ella pretende,
tiene que ser obra de los mexicanos: comprendiendo en esto a todos: indígenas y
españoles. Santa María de Guadalupe confía plenamente en Juan Diego, con esto
está indicando la necesidad de que también los indígenas participen en la labor
de evangelización; además María Santísima actúa muy de acuerdo con el mensaje
bíblico de ensalzar a los humildes.