Frase

Conoce el santuario de Nuestra Señora de Guadalupe, en México.


Cada año millones de personas acuden a rezar a María, la Madre "que nos lleva en su regazo", Ella también nos dice hoy: "No se perturbe tu corazón, no temas".

lunes, 4 de septiembre de 2023

- Guadalupe y la Evangelización 2023

La sagrada imagen de la Virgen de Guadalupe grabada en el ayate de Juan Diego (1531)

    "Hoy nos visita el Arzobispo de Toledo, te pedimos por él, que lo acompañes y fortalezcas en su misión, y por todo el pueblo español, de donde vino la fe a nuestras tierras, la fe que tú, hace ya 492 años, te mostraste de forma admirable en el ayate de San Juan Diego facilitando que nuestros pueblos originarios fueran capaces de descubrir “al verdadero Dios por quien se vive, Jesucristo, Nuestro Señor."

De la homilia del cardenal de México, Carlos Aguiar, en la Basílica de Guadalupe (3 septiembre 2023):

"San Pablo hoy, en la segunda lectura de la misa, invita a recordar la misericordia de Dios y a manifestarla a través de nosotros, como hostias vivas, como el verdadero culto; y para ello señala la importancia de no dejarnos llevar por los criterios de este mundo, y más bien discernir la voluntad de Dios y actuar en consecuencia".: Presenten sus cuerpos como hostias vivas, esa es la ofrenda existencial que le agrada a Dios, como lo hizo Jesús, por eso les dijo a sus discípulos: “El que quiera venir conmigo, que renuncie a sí mismo, que tome su cruz y me siga. Pues el que quiera salvar su vida la perderá, pero el que pierda su vida por mí, la encontrará”. 

El arzobispo de Toledo ante el sagrado ayate de Juan Diego (3 sept 2023)

  Así lo hizo la Virgen María, se dejó conducir por el Espíritu Santo, y fue enviada a nuestras tierras de México, como María de Guadalupe, para mostrar “al verdadero Dios, por quien se vive”, para manifestar el amor de Madre, que nos acompaña ante las adversidades: “no estoy yo aquí que soy tu madre”; efectivamente como Madre tierna y cariñosa nos alienta y motiva a seguir a Jesús, y nos consuela ante el dolor, el sufrimiento, la enfermedad o ante cualquier adversidad.

  Hoy recibimos con gran alegría al Arzobispo Primado de España, a Mons. Francisco Cerro, Arzobispo de Toledo, quien nos ha entregado una hermosa imagen, tal como se venera en España para corresponder a nuestra visita al Santuario de Guadalupe en España, cuando concelebramos la Eucaristía y firmamos una declaración conjunta como hermanamiento de los dos Santuarios, bajo la advocación de María de Guadalupe.

  De esta manera, deseamos que las diversas advocaciones, a lo largo de la historia, que ha recibido “la Madre del verdadero Dios por quien se vive” sean reconocidas y veneradas, sabiendo que es la misma Virgen María, que concibió en su seno a Jesús, pero que cumple en diferentes países y lugares una misión específica para orientar y auxiliar a los discípulos de su Hijo Jesús.

             El arzobispo de Toledo ante el Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe, México (3 sept 2023)

Y al final de la homilia el cardenal de México dijo:

  Los invito ahora a mirar a Nuestra Madre, y expresarle nuestras situaciones y necesidades para que ella nos auxilie, y siempre que nos encontremos afrontando alguna adversidad o tragedia, no dejemos de acudir a Ella, así fortaleceremos nuestro espíritu y podremos salir adelante, como buenos discípulos de su Hijo Jesús.

  Acudimos a tí Madre Nuestra, y a Nuestro Padre Dios para que nos ayuden a ser conscientes, que es nuestra responsabilidad heredar en buenas condiciones nuestra Casa Común a todas las criaturas y especialmente a las generaciones futuras.

  Tú, Madre querida, bien conoces que Dios es amor, y que nos ha creado a su imagen para hacernos custodios de toda la creación. Abre nuestras mentes y toca nuestros corazones para que respondamos favorablemente, cuidando la creación.

  Asiste a los líderes de las naciones, para que actúen con sabiduría, diligencia y generosidad, socorriendo a los que carecen de lo necesario para vivir, planificando soluciones sociales y económicas de largo alcance y con un espíritu de solidaridad.

  Hoy nos visita el Arzobispo de Toledo, te pedimos por él, que lo acompañes y fortalezcas en su misión, y por todo el pueblo español, de donde vino la fe a nuestras tierras, la fe que tú, hace ya 492 años, te mostraste de forma admirable en el ayate de San Juan Diego Cuautlatoatzin, facilitando que nuestros pueblos originarios fueran capaces de descubrir “al verdadero Dios por quien se vive”, Jesucristo, Nuestro Señor.

  Hoy también pedimos por los maestros y estudiantes del Instituto Superior de Estudios Guadalupanos; que cumple 20 años, ejerciendo el servicio, de manera Institucional y con alto nivel académico, todo lo referente al Evento Guadalupano.

  Todos los fieles presentes este Domingo nos encomendamos a Ti, que brillas en nuestro camino como signo de salvación y de esperanza. ¡Oh clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen, María de Guadalupe!.

miércoles, 23 de agosto de 2023

- Juan Diego evangelizador de América

"En México, al igual que en Lourdes y Fátima, María se apareció a una persona humilde y sencilla, un indio llamado Juan Diego, llevando así su mensaje a todo el Pueblo fiel de Dios. De esta manera, sigue el camino de la inculturación". (Papa Francisco 23 agosto 2023)

La historia de Juan Diego y la Virgen de Guadalupe ilustra cómo la fe arraiga en la cultura y lengua materna, según el mensaje predicado por el Papa Francisco. Él invita a visitar los santuarios marianos en México, Francia y Portugal.

El Papa reflexionó especialmente sobre el santuario dedicado a Santa María de Guadalupe, ubicado en la Ciudad de México, y sobre la figura de San Juan Diego, un vidente mariano nacido en 1474 en Cuautitlán, una región habitada por etnias chichimecas.

"En estos santuarios, la fe se recibe de manera simple y genuina, popular. La Virgen, como le dijo a Juan Diego, escucha nuestras lágrimas y alivia nuestras penas. Aprendemos que debemos recurrir a la madre en momentos de dificultad y también en momentos de felicidad para compartirlo".

San Juan Diego, sencillo y perseverante 

El Papa Francisco también enfatizó que la perseverancia de San Juan Diego nos enseñan a enfrentar los desafíos en la evangelización. "Es hermoso: la Virgen, en nuestra tristeza y desolación, nos dice en el corazón: 'No se turbe tu rostro ni tu corazón. ¿Acaso no estoy yo aquí, que soy tu madre?' Siempre cercana para consolarnos y darnos fuerzas”.

El Papa presentó a Juan Diego como un hombre sencillo, recordando que en la humildad, Dios realiza maravillas. "Aquí está la sorpresa de Dios: cuando hay disposición y obediencia, Él puede hacer algo inesperado en momentos y formas imprevisibles. Así se construyó el santuario pedido por la Virgen y hoy es visitado”.

Además, señaló que Juan Diego "dedicó su vida al santuario" de Santa María de Guadalupe tras recibir el permiso del Obispo, convirtiéndose en evangelizador de los peregrinos.

Papa Francisco invita a visitar santuarios marianos, oasis de consuelo y misericordia | La Agencia Católica de Informaciones - ACI Prensa

- Guadalupe y San Juan Diego

Este miércoles 23 agosto 2023, el Papa Francisco ha dado esta interesante charla sobre Guadalupe y Juan Diego... "la Virgen de Guadalupe se presenta vestida con las ropas de los nativos, habla su lengua, acoge y ama la cultura del lugar: María es Madre y bajo su manto encuentra lugar cada hijo. En María, Dios se hizo carne y, a través de María, continúa encarnándose en la vida de los pueblos. La Virgen, de hecho, anuncia a Dios en el lenguaje más apropiado, el lenguaje materno. También a nosotros, la Virgen nos habla en la lengua materna, la lengua para que la entendamos. Sí, el Evangelio se transmite en la lengua materna. Y quiero agradecer a todas las madres y abuelas que lo transmiten a sus hijos y nietos: la fe se transmite junto con la vida, por eso las madres y abuelas son las primeras en anunciar. ¡Un aplauso a las madres y las abuelas!  El Evangelio se comunica, como nos muestra María, con sencillez: la Virgen siempre elige a los sencillos, ya sea en la colina del Tepeyac en México o en Lourdes y Fátima. Al hablarles a ellos, le habla a cada uno con un lenguaje apropiado para todos, comprensible, como el de Jesús.

Detengámonos entonces en el testimonio de San Juan Diego, que es el mensajero, el hombre, el indígena que recibió la revelación de la Virgen de Guadalupe. Era una persona humilde, un indígena del pueblo: sobre él se detiene la mirada de Dios, que ama realizar prodigios a través de los pequeños. Juan Diego abrazó la fe siendo ya adulto y casado. En diciembre de 1531 tenía aproximadamente 55 años. Mientras estaba en camino, vio en una colina a la Madre de Dios, que tiernamente le llamó "mi querido hijo Juanito" (Nican Mopohua, 23). Luego lo envió al Obispo para pedirle que construyera un templo justo allí, donde ella había aparecido. Juan Diego, siendo simple y disponible, fue con la generosidad de su corazón puro, pero tuvo que esperar mucho tiempo. Finalmente habló con el Obispo, pero no le creyeron. ¡Cuántas veces los obispos! (mueve la cabeza). Se encontró nuevamente con la Virgen, quien lo consoló y le pidió que lo intentara de nuevo. El indígena regresó al Obispo y, con gran esfuerzo, lo encontró, pero después de escucharlo, lo despidió y envió hombres para que lo siguieran. Aquí está el esfuerzo, la prueba del anuncio: a pesar del celo, surgen imprevistos, a veces incluso desde la propia Iglesia. Para anunciar, en realidad, no basta con testimoniar lo bueno, es necesario saber soportar lo malo. El cristiano hace el bien, pero aguanta el mal, todo junto. La vida es así. Incluso hoy, en muchos lugares, se requieren constancia y paciencia para inculturar el Evangelio y evangelizar las culturas; no hay que temer los conflictos ni desanimarse. Pienso en un país donde los cristianos son perseguidos porque son cristianos, y no pueden vivir su religión en paz. Juan Diego, desanimado, le pidió a la Virgen que lo dispensara y que encomendara a alguien más respetado y capaz que él, pero se le instó a perseverar. Siempre existe el riesgo de una cierta renuncia en el anuncio: cuando algo no va bien, uno se retrae, se desanima y se refugia tal vez en sus propias certezas, en pequeños grupos y en algunas devociones intimistas. En cambio, la Virgen, mientras nos consuela, nos impulsa a seguir adelante y, de esta manera, nos hace crecer, como una buena madre que, mientras sigue los pasos de su hijo, lo lanza a los desafíos del mundo.

Juan Diego, así animado, regresa al Obispo, quien le pide una señal. La Virgen se lo promete y lo consuela con estas palabras: "No se turbe tu rostro ni tu corazón: [...] ¿Acaso no estoy yo aquí, que soy tu madre?" (ibíd., 118-119). Es hermoso esto. La Virgen tantas veces cuando estamos en la desolación, en la tristeza, en la dificultad, nos lo dice también a nosotros, en el corazón. "No se turbe tu rostro ni tu corazón: [...] ¿Acaso no estoy yo aquí, que soy tu madre?". Siempre cercana, para consolarnos y darnos fuerzas para seguir adelante. Luego le pide que suba a la árida cima de la colina a recoger flores. A pesar de ser invierno, Juan Diego encuentra flores hermosas, las coloca en su manto y las ofrece a la Madre de Dios, quien le pide que las lleve al Obispo como prueba. Él va, espera pacientemente su turno y finalmente, ante el Obispo, abre su tilma, que es lo que usaban los indígenas para cubrirse, mostrando las flores y he aquí: en la tela del manto aparece la imagen de la Virgen, esa extraordinaria y viva que conocemos, en cuyos ojos todavía están impresos los protagonistas de aquel entonces. Ahí está la sorpresa de Dios: cuando hay disposición y obediencia, Él puede hacer algo inesperado, en momentos y formas que no podemos prever. Y así se construye el santuario pedido por la Virgen y hoy se puede visitar.

Juan Diego lo deja todo y, con el permiso del Obispo, dedica su vida al santuario. Él recibe a los peregrinos y los evangeliza. Eso es lo que ocurre en los santuarios marianos, destinos de peregrinación y lugares de anuncio, donde cada uno se siente en casa. Es la casa de la madre, es el hogar de la madre, y experimenta la nostalgia del hogar, la nostalgia del Cielo. Ahí, la fe se recibe de manera simple y genuina, popular, y la Virgen, como le dijo a Juan Diego, escucha nuestras lágrimas y alivia nuestras penas (cf. ibíd., 32). Aprendemos esto: cuando hay dificultades en la vida acudamos a la madre, cuando la vida es feliz, también acudamos a la madre para compartirlo. Necesitamos dirigirnos a estos oasis de consuelo y misericordia, donde la fe se expresa en la lengua materna; donde depositamos las fatigas de la vida en los brazos de la Virgen y volvemos a vivir con paz en el corazón. Quizás con la paz de los niños. 

 https://www.aciprensa.com/noticias/100747/catequesis-del-papa-sobre-san-juan-diego-audiencia-general-del-miercoles