…”la fe tiene repercusiones y proyecciones
claras en la vida personal, familiar, la escuela, la sociedad, el trabajo, la
economía, la política, en los medios de comunicación, pero tendrá fruto en la
medida que esa fe nazca del encuentro con Jesús y de seguir el ejemplo de
María.
Señaló que la verdadera devoción a Santa María es sentir su
protección pero sobre todo, imitarla; aceptar a Jesús en la mente y el corazón,
como ella lo aceptó antes de tenerlo en su vientre. “Por eso la Virgen María es
la persona más santa, más grande, porque fue la persona más cercana a Jesús”… por
ser aquella que escucha la Palabra, la guarda en su corazón de tal manera que
da frutos en la vida.
“¿Cómo guardaría María la Palabra de
Dios en su corazón? Con una fe vívida, sostenida hasta el pie de la cruz”.
LA DIÓCESIS
DE LÁZARO CÁRDENAS ORA PARA CRECER EN LA FE
Venidos desde la costa de
Michoacán, a más de 500 kilómetros de distancia, pasando por Morelia y Uruapan,
los peregrinos y sacerdotes de la Diócesis de Lázaro Cárdenas, en Michoacán,
oraron ante Santa María de Guadalupe para crecer en una fe más valiente,
creativa y fiel, ante los desafíos actuales, y encomendaron a quienes sufren la
violencia y a los gobernantes.
Mons. Armando Antonio
Ortíz Aguirre, Obispo de Lázaro Cárdenas, destacó que la fe no es un conjunto
de dogmas o doctrinas que hay que aceptar ciegamente; no es un únicamente un
conjunto de mandamientos que hay que cumplir para que nos vaya bien, para que
Dios no nos castigue; la fe es aceptar a la persona de Jesús, abrir nuestra
mente y nuestro corazón para creerle, escucharlo y seguir sus caminos, “cueste
lo que cueste”.
Abundó que la fe tiene
repercusiones y proyecciones claras en la vida personal, familiar, la escuela,
la sociedad, el trabajo, la economía, la política, en los medios de
comunicación, pero tendrá fruto en la medida que esa fe nazca del encuentro con
Jesús y de seguir el ejemplo de María.
Señaló que la verdadera devoción a Santa María es sentir su
protección pero sobre todo, imitarla; aceptar a Jesús en la mente y el corazón,
como ella lo aceptó antes de tenerlo en su vientre. “Por eso es la persona más
santa, más grande, porque fue la persona más cercana a Jesús”, y no por ser la
madre física, sino por ser aquella que escucha la Palabra, la guarda en su
corazón de tal manera que da frutos en la vida.
“¿Cómo guardaría María la
Palabra de Dios en su corazón? Con una fe vívida, sostenida hasta el pie de la
cruz”, aseguró. Y resaltó que vinieron al Tepeyac para decirle a la Virgen:
“Dichosa tú porque escuchas la Palabra de Dios”, y porque quieren crecer en la
fe, vivir de una manera nueva su catolicismo, el cual como lo han vivido
“nuestros padres, nuestros abuelos, y lo vivimos todavía”, ha dado para mucho,
pero ante los desafíos de los nuevos tiempos “nuestra fe y nuestro catolicismo”
tienen que vivirse de manera más valiente, más creativa, más constante y más
fiel.
En ese sentido Mons. Ortíz
encomendó sus trabajos pastorales, la formación de los sacerdotes y los
seminaristas; a los consagrados y consagradas en este año dedicado a ellos; a
las familias, los niños, los adolescentes, los jóvenes, a los matrimonios, para
que crezcan en su amor y en el amor a Dios, de tal manera que su vida y su
entorno se transformen. “Que crezcamos en la fe que hemos recibido. Que
crezcamos en el amor a tu Hijo y en el amor entre nosotros”, finalizó.
En la Oración Universal la
asamblea oró porque María sea consuelo para los que sufren y esperanza para los
que se sienten decaídos; porque los fieles den un claro testimonio de fe
cristiana; por la paz en Michoacán y Guerrero; por quienes han sido víctimas
de la violencia; por quienes violentan a su prójimo para que el Señor les toque
el corazón, y para que los gobernantes trabajen por la paz.
(Boletín Guadalupano, Agosto 2015)
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