… “A Santa María de Guadalupe le querían presentar sus penas
y dolores por las múltiples divisiones, violencia, corrupción y desconfianza;
por las muertes incomprensibles de los niños vacunados; de muchos más que
fallecen; de las madres que al dar a luz pierden su vida; de la roya que está
acabando sus cafetales y los precios injustos de sus productos del campo. Del
dolor de la familia, del alcohol que destruye sus hogares y del engaño que tantas
consecuencias ha traído.”
Santa María de Guadalupe fue
visitada por los hermanos en la fe de Chiapas, luego de recorrer los caminos
del sur hasta la ciudad de México durante casi 20 horas, para presentarle su acción
de gracias y sus oraciones por la paz y el progreso de México. En la Celebración
Eucarística participaron 20 sacerdotes y cinco obispos de la Provincia
chiapaneca, encabezados por Mons. Felipe Arizmendi.
“Hoy Chiapas se pone a los pies
de María, y viene a cantarle y viene a decirle y viene a alabarle y viene a darle
gracias. (…) todos los peregrinos traen en sus ojos los paisajes, la selva, la
montaña, las cascadas, las playas, para presentarlos y estar aquí con María
nuestra dulce piadosa Madre”. Así lo afirmó Mons. Enrique Díaz Díaz, Obispo
Coadjutor de San Cristóbal de las Casas, al señalar que cada uno de sus
feligreses trajo un sincero: “Gracias Madre”.
Entre los motivos de
agradecimiento, recordó los 75 años de vida de “Tatic Felipe” (Mons. Felipe
Arizmendi), nueve años de obispo en Tapachula, 15 años en San Cristóbal y casi
25 años en la Provincia de Chiapas. “Gracias Mamá María por sostenerlo y por
animarlo”.
Enseguida, añadió que así como
cuando se visita al compadre, luego de saludar y agradecer a Santa María,
querían presentar sus penas y dolores por las múltiples divisiones, violencia,
corrupción y desconfianza; por las muertes incomprensibles de los niños
vacunados; de muchos más que fallecen; de las madres que al dar a luz pierden
su vida; de la roya que está acabando sus cafetales y los precios injustos de
sus productos del campo. Del dolor de la familia, del alcohol que destruye sus
hogares y del engaño que tantas consecuencias ha traído.
Mons. Díaz aseguró a su
feligresía que la respuesta de María a estas situaciones, está en las palabras
dichas a san Juan Diego: “¿Qué no estoy yo aquí que soy tu Madre?”, así como en
nuestro Dios que es familia, relación; que es Padre, Hijo y Espíritu Santo; un
Dios, que nos dice a donde vamos y de dónde venimos, que está tan cercano que
manda a su Hijo a que esté con nosotros. Un Dios que es fuerza, espíritu, amor,
que nos une a todos los hombres.
Explicó que Santa María es
la que nos puede enseñar la “grandísima relación” que ella tiene, como hija,
con la Santísima Trinidad. Y frente a los problemas mencionados, al contemplarla
podemos decir: “¿Por qué no estar con, a favor y amando al hermano, a mi
familia, a mi comunidad?”.
Luego encomendó a su
pueblo a María e hizo votos porque al persignarse y al amanecer inicien el día
diciendo: “yo quiero ser como mi Dios: amor, relación, unidad (…) María vamos
otra vez al camino que tú nos acompañas. Y todo lo hacemos en el nombre del
Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”.
La celebración estuvo
llena de signos de la cultura de Chiapas. Las lecturas se leyeron también en
lengua Tzeltal y se presentó una danza para adorar al Santísimo Sacramento. Al
respecto, Mons. Arizmendi explicó que la danza no es un espectáculo sino
oración e invitó a participar con un ligero movimiento de cuerpo. En tanto, el
Grupo San Pedro Apóstol de Tenejapa, animó la liturgia con sus cantos.
Durante el Ofertorio se
encendieron 13 velas por la paz. Y al concluir la Celebración, Mons. Leopoldo
González González, Obispo de Tapachula, pidió a Dios les ilumine y fortalezca
para ser buena noticia en este momento.
(Boletin Guadalupano, Agosto 2015)
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