El Obispo mexicano comentó el evangelio de la
Visitación de Maria a su prima Isabel indicando que ello nos lleva a contemplar
el “encuentro maternal de Santa María de Guadalupe con el indio Juan Diego y
con las culturas precolombinas, al inicio de la gestación de los nuevos pueblos
en México y en el continente Americano”. En este encuentro “Dios despertó la
esperanza de Juan Diego, la esperanza de un Pueblo”.
Y exhortó a dejarse asombrar una vez más por las
palabras de Santa María de Guadalupe: “no estamos solos, con nosotros está la
Madre de Dios Altísimo…Tanta ha sido la misericordia del Padre que nos acerca a
Él, en María, la Madre de su Hijo” y aquí en la Basílica de Guadalupe esto “se
percibe, se vive y se comparte”.
Añadió que
el Papa Francisco nos pide que a Ella la contemplemos serenamente, que le
miremos a los ojos, y que escuchemos lo que Ella nos dice una y otras vez: “¿Qué hay hijo mío?, ¿Qué entristece tu
corazón? ¿No estoy yo aquí que soy tu Madre? ¿Acaso no estás bajo mi sombra, bajo
mi amparo?”…
Y recordó las palabras de la Virgen que dirige a
cada uno: “Porque yo soy la madre compasiva
de todos los que a mi clamen, los que me busquen, los que me honren confiando
en mi intercesión”
Agregó que llegaron todos para reconocerla,
sentirla y volverla a llamar como ella misma se ha mostrado: “La Madre del Verdadero Dios por quien se
vive”, la Madre nuestra a quien con este cariño y amor nosotros también la
veneramos. Y le pidió que se siga mostrando como
verdadera madre, que siga derramando todo su amor y compasión: “nosotros
sabemos que la necesitamos, que vivimos momentos difíciles y sólo una palabra
venida de Ella nos ayudará a mitigar el dolor y nos dará más confianza y
esperanza para seguir adelante. Nunca nos ha dejado de su mano, nunca nos
dejará…”
Oró el Obispo a Santa María de Guadalupe para que “en
nuestros corazones abunde el calor de la fraternidad, del perdón y de la
reconciliación, para superar toda confrontación que lleve a la descalificación,
a la ofensa, al rencor y a la venganza”. También pidió auxilio a la Virgen para
que nos ayude a hacer de cada hogar una escuela de aprendizaje en el perdón y
la reconciliación, y donde se viva la paz y el afecto… que aprendamos a
convivir en el respeto mutuo y en encuentro propositivo”
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