La
tilma de san Juan Diego es la Ventana al Cielo, pues en ella está plasmada la
prodigiosa imagen de la bellísima Santa María de Guadalupe. Y en ella
observamos como la Virgen de Guadalupe está rodeada del cosmos, las estrellas,
la luna, el sol, la tierra, las nubes, un ángel con alas de águila y los colores
de las cuatro dimensiones y direcciones del universo.
Quien ve la imagen de la Virgen de Guadalupe
plasmada en la humilde tilma de san Juan Diego se encontrará con el retrato de
una doncella de Nazaret que está “encinta”, embarazada; por lo tanto, en el centro
de su imagen está Él, Jesucristo nuestro Señor, es la Encarnación del Verbo y,
al mismo tiempo, en la fiesta de Panquetzaliztli, fiesta que fue descrita por
el misionero del siglo XVI, como la “Pascua principal” indígena. Ahora se comprenderá,
cómo de manera completa y perfecta la Virgen de Guadalupe es la primera
misionera del amor misericordioso de Dios, pues Jesucristo se ofrece, por medio
de ella, como la Pascua Florida, Jesucristo, aquel que ha vencido a las
tinieblas y ha vencido a la muerte.
Esto es una proclamación maravillosa de lo
que la Virgen María expresa en el Evangelio: “Hagan lo que Él les diga”, y
obviamente nos lleva al centro de todo altar lo verdadero, la Eucaristía. Ella
es mujer eucarística, que nos dirige a Él: único y eterno sacrificio. Él que es
sacerdote, víctima y altar.
Con razón es la Virgen de Guadalupe es la
primera misionera maravillosa del Amor Misericordioso de Dios, especialmente
cuando ella le dijo “sí” a la voluntad de Dios, “sí” al amor, “sí” a la maternidad,
“sí” a la misericordia divina. Por eso, Ella nos enseña a decirle “sí” al
Señor, especialmente con la vida misma. Y más ahora que tanto necesita el ser
humano, que está muy desconcertado, que está muerto de miedo por las diferencias,
por las envidias, por los celos, por el egoísmo, por la soberbia, y que varios
hermanos nuestros parece que todavía no entienden que es sólo en la abrazo de
aceptación del otro como hermano que encontraremos nuestra razón de ser y existir.
En este mes de diciembre, el día 12, se cumplen 485 años de que Dios le
mostró a todo ser humano, de una manera muy especial, su amor; se cumplirán 485
años de la irrupción de Dios en este mundo y en esta historia, por medio de
Santa María de Guadalupe, quien lleva a Jesús en su inmaculado vientre.
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