MARIA
DE GUADALUPE, TRAE VIDA Y ESPERANZA AL ANAHUAC
En 1529, dos años antes
de la Aparición de Santa Maria de Guadalupe, cuando ya se habían cumplido 8
años de la conquista realizada por Hernán Cortés, la situación que se vivía
entre los indígenas en México era del todo dramática. La conocida como
“Audiencia” que gobernaba en nombre del Rey de España, cometió tan grandes
daños al mundo indígena que el Obispo de México, Juan de Zumárraga, envió
cartas a la Corte Española donde reportaba todas las injusticias y atropellos
que la Audiencia cometía tanto contra los indígenas como en contra de los
españoles; así se puede leer en carta al Rey de España del 27 agosto 1529: “los
naturales no poco tristeza y dolor tienen, no tan solamente por quitarles lo
suyo y dañarles su pueblo, y los hacendados tienen mucha cantidad de indios que
les sirven, de esclavos que en las minas les cogen oro, de posesiones de muchas
ovejas, vacas e yeguas..” el Obispo se sentía impotente ante tantos desastres y
abusos de algunos de los españoles..robos, crímenes, corrupción era su ley;
maltrataban a los indígenas para satisfacer intereses de todo tipo. Y como el
Obispo no encontraba ninguna salida humana, rogaba para que Dios interviniera,
así escribía: …si Dios no provee con remedio de su mano está la tierra en punto
de perderse totalmente”
Se llegó a un punto que los franciscanos
desesperados, veían la situación fuera de control, no solo de frente a la
evangelización de los indígenas sino también respecto a las crueldades y abusos
cometidos por los hacendados españoles. La población indígena estaba traumada
por la conquista, diezmada por la terrible enfermedad… los indios constataban
que los astros seguían sus ciclos sin necesidad de los corazones de las
víctimas, ni de la sangre de los sacrificios humanos; no había necesidad de
sacrificar a sus hijos a los antiguos dioses. Además los misioneros les decían
que todas sus creencias eran del diablo, que Satanás había capturado las almas
de sus antepasados y habían sido todos burdamente engañados… La total oscuridad
se cernía en el Anáhuac.
Y en diciembre de 1531 Dios interviene por
medio de lo más amado, por medio de María, la Madre del Hijo. Ella, la primera
misionera del Amor de Dios será la Estrella de la Esperanza.
Dios toma la iniciativa de encontrarse con el
ser humano por medio de Santa María de Guadalupe, quien ha elegido a un
indígena humilde y sencillo:Juan Diego Cuauhtlatoatzin.
Dios, quien envió su Hijo hace dos mil años,
no ha quedado mudo y continúa hablando y actuando a favor de sus hijos. De esta
manera la Aparición de la Virgen en Guadalupe no es una revelación nueva, sino
una nueva y maravillosa adaptación de la misma y única revelación de Jesús en
un momento de la historia. Y descubrimos que esta Aparición guadalupana es el
modelo de evangelización perfectamente inculturada pues, por medio de Santa María
de Guadalupe, Dios sigue encontrándose con todos sus hijos.
Es comprensible que los primeros frailes misioneros
llegados a México en 1521 no pudieran contemplar nada bueno en los sacrificios
humanos que formaban parte central de la religiosidad de la cultura de los
indígenas; incluso si nosotros llegáramos a presenciar cómo a un pobre
individuo lo sujetan en una piedra y con un cuchillo le abren el pecho, sacan
el corazón y la sangre, reaccionaríamos con terror, y por supuesto no veríamos
nada bueno en un rito semejante. Para aquellos frailes del siglo XVI eran diabólicos
ritos y sanguinarias celebraciones satánicas.
Por eso resulta extraordinaria la
evangelización inculturada que realiza Santa María de Guadalupe. La Virgen consigue
que se detenga todo sacrificio humano, pero al hacerlo con tanta ternura y
delicadeza, hablando a un humilde indio, se capta el fondo del alma indígena de
pretender ser responsables del equilibrio del universo, de pensar que ellos
eran los responsables de alimentar a los dioses con lo más preciado: su propia
vida; de pensar erróneamente que los corazones y la sangre de las víctimas
mantenían la supervivencia de todo lo que existía, por lo tanto del mismo ser
humano. En el Acontecimiento Guadalupano se toma lo bueno y positivo que
realmente existía en el fondo del alma indígena, se purifica de los terribles
errores, así como de la idolatría, y se conduce al ser humano a la plenitud en
el único sacrificio de amor verdadero, el de Jesús en la cruz; el Hijo, se
sacrifica una vez por todos y así nos redime del mal y la muerte.
Vemos como el Acontecimiento Guadalupano es
una extraordinaria inculturación y proclamación del Evangelio en un momento
importante de la historia humana, y en un núcleo de culturas en donde Dios, por
medio de la Virgen, cumple, sin humillar a sus enviados, los misioneros; y sin
condenar a los indígenas que buscaban ser responsables del equilibrio del
universo entero.
Y si la misión evangelizadora de los primeros
frailes parecía destinada al fracaso, después de las apariciones en el Tepeyac
cambió radicalmente la situación misionera. En pocos años millones de indígenas
pidieron a los misioneros españoles el bautismo cristiano. La Virgen lleva a
término en México el acontecimiento más bello de la historia de la Iglesia.
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