Frase

Conoce el santuario de Nuestra Señora de Guadalupe, en México.


Cada año millones de personas acuden a rezar a María, la Madre "que nos lleva en su regazo", Ella también nos dice hoy: "No se perturbe tu corazón, no temas".

jueves, 11 de octubre de 2018

- El milagro del ayate de Guadalupe


La Tarahumara visita a la Virgen de Guadalupe
Durante su homilía el Obispo de la Sierra Tarahumara, expuso que el milagro del Ayate “realizado por Dios en nuestras tierras”, no sólo es un hecho histórico sino un acontecimiento que ha determinado la vida de los mexicanos. Con el Ayate, la Virgen ha querido cubrir el oprobio que envolvía y envuelve todavía a nuestra Patria con tanto dolor, egoísmo, odio y violencia. Por eso ahora “Ella quiere que en nuestro ayate, que es el revestimiento de la gracia adquirida en nuestro Bautismo, lo que nos hace ser cristianos, llevemos esas semillas de justicia que podrán darnos frutos de paz, unidad y amor”.
Mons. González, explicó que el Ayate --hecho de ixcle, fibras vegetales del maguey popotule--, era parte de la vestimenta del indígena, no sólo era un adorno sino que servía para usos prácticos como cargar el maíz, el frijol o cualquier otra cosa y todavía lo sigue utilizando el campesino. Ahora, el ayate “es la indumentaria del pobre que lleva consigo, plasmada en su corazón, esa bendita imagen”, dándole sentido a lo que realiza porque tiene su mirada de su Santísima Madre; la del mexicano que todos los días sale a su trabajo para poner al servicio de los demás, los dones y talentos recibidos de parte de Dios; la del católico que con el Ave María siente el cariño de la Virgen que le da confianza, para seguir trabajando por la igualdad de derechos.
Destacó que lo que da su auténtico valor al Ayate, no es el tiempo sino su Creador que ha querido dibujar la imagen de su Madre. Y lo que nos da valor como seres humanos, es “que seamos imagen y semejanza de Dios”, precio de la sangre de Cristo. Destacó que la “benevolencia de parte de Dios” al escoger nuestra Patria para enviar a su Madre, “nos compromete a seguir buscando mejores caminos para la fraternidad” y seguir ayudándole para la construcción de un mundo mejor donde viva el amor.
La oración de agradecimiento por los 25 años de caminar diocesano y por la compañía de María que ha recorrido este año la diócesis a través de su imagen peregrina, fueron las intenciones de la Diócesis Tarahumara durante la celebración por su peregrinación anual.
En su mensaje a los fieles, Mons. Juan Manuel González Sandoval, Obispo de la Diócesis Tarahumara, recordó que el Papa Francisco está pidiendo una Iglesia en salida y el ejemplo lo tenemos en nuestra Santísima Madre que ha salido a las casas, las calles, las montañas.
Por ello encomendó a la intercesión de la Virgen de Guadalupe, la puesta en práctica del Plan Diocesano…“Que la Santísima Virgen de Guadalupe nos lleve en su regazo, a fin de que imitándola nos sintamos cerca de Dios”, concluyó.




- Morelia, zona conflictiva, acude a la Virgen


Mons. Carlos Garfias, arzobispo de Morelia, expresó que con gran alegría y profunda esperanza se encontraron en esta Basílica de Santa María de Guadalupe -Patrona de México y de Latinoamérica- para manifestar su fe en el Dios único y verdadero, en el Dios Señor del cielo y de la tierra, en el Dios de Jesucristo cuya Santísima Madre es “también Nuestra Madre”.
Explicó que la Virgen de Guadalupe es una manifestación del rostro de la misericordia divina que ha llegado a “nuestra tierra” a través de su rostro amable, con palabras dulces de quien ha querido curar miserias, penas y dolores, por ello Ella ha sido y continúa siendo bálsamo para las heridas y aliento en “nuestro camino.
Aquí en el Tepeyac pidió a María de Guadalupe que con su presencia siga curando el dolor de sus hijos, “las heridas de estos hijos tuyas que han peregrinado de este pueblo”, además de que los ayude a impulsar los centros de escucha y a dar atención cuidadosa, esmerada, cariñosa a las víctimas de las violencias.
Hizo votos para llevarse, de esta visita a la Basílica, su mirada tierna, la palabra dulce de Santa María de Guadalupe, asimismo su mensaje reconciliador y fraternal para que sean “aliento en nuestra vida cristiana”. Además se comprometieron “a ser un pueblo que pide, busca, y construye la paz”.