Oración a San Juan Diego
Cuauhtlatoatzin
Querido Juan Diego, muéstranos dónde quiere la Reina del
Cielo,
nuestra amada Niña, nuestra Madre, nuestra Señora de
Guadalupe
que le edifiquemos su templo;
en qué corazón, en qué alma, en qué espíritu
debemos construir la fe, esperanza y amor.
Dinos dónde recogiste estas hermosas flores
llenas de rocío matinal, dónde estaban arraigadas,
quién las hizo crecer para nosotros, quién las acarició y las
acomodó en tu tilma. Queremos ser esas nuevas rosas que florezcan en nuestro
valle
a veces tan frío, tan árido de civilidad.
Queremos seguir dibujando con el pincel del Espíritu de Dios
el rostro mestizo y moreno de cada habitante de esta ciudad, rostro donde
resida y crezca el amor.
Dinos, querido Juan Diego, indio diligente y obediente,
indio noble y paciente, indio fiel y verdadero,
dónde debemos ir, por cuál sendero debemos caminar,
para llevar a este pueblo delante de santa María de
Guadalupe,
para que sean escuchados sus ruegos,
sus tristezas, sus llantos,
para que sean acariciados por esas manos cobijadoras de Madre.
Condúcenos, amado Juan Diego,
ante la Muchachita Morena del Tepeyac,
nuestra Madre amorosa y compasiva,
pues creemos en el mensaje del que fuiste testigo
y nos has transmitido como fiel misionero de Dios.
Por ti sabemos que la Reina y Señora
nos ha colocado en su corazón,
que estamos bajo su sombra y resguardo,
que es la fuente de nuestra alegría,
que estamos en el hueco de su manto, en el cruce de sus
brazos;
sabemos y estamos seguros de que es ella
quien nos conduce al verdadero Dios por quien vivimos y
somos.
Gracias, Juan Diego, varón santo,
felicidad de México, de América y de la Iglesia entera.
Amén. –
+Cardenal Norberto Rivera Carrera
Arzobispo de México
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