Frase

Conoce el santuario de Nuestra Señora de Guadalupe, en México.


Cada año millones de personas acuden a rezar a María, la Madre "que nos lleva en su regazo", Ella también nos dice hoy: "No se perturbe tu corazón, no temas".

lunes, 14 de agosto de 2017

- Destinatarios de la ternura de Dios

“Fuimos y seguimos siendo destinatarios de la ternura y la misericordia del Señor, de su proyecto de vida y de salvación, que se manifestó en las Apariciones de Santa María de Guadalupe”. Así lo afirmó El Obispo Eduardo P. Patiño Leal, durante la peregrinación de la Diócesis de Córdoba (en el Estado mexicano de Veracruz) al Santuario de la Virgen de Guadalupe en el Tepeyac.
  Expresó gratitud a Dios y a María porque la gracia se sigue prolongando en la Sagrada Imagen; la contemplamos “revestida del sol, con la luna bajo sus pies”, La flor de cuatro pétalos dignifica su seno y señala el fruto bendito de su vientre que Ella ofrece para que nos dejemos iluminar.
  Nuestra Madre María de Guadalupe, dijo, se manifestó de modo excepcional como evangelizadora para tocar el corazón de los habitantes de estas tierras y mostrarles el infinito amor y misericordia de su Hijo Jesucristo. Cristo es sacerdote, mediador perfecto entre Dios y los hombres, porque es acreditado y digno de fe, fiel a la verdad del plan de su Padre Dios, compasivo y misericordioso. Tanto nos ama que aceptó morir por nosotros, y quiere ayudar a los que están sometidos a múltiples pruebas.
  El Dios que nos anunció nuestra Madre María, se compadeció de los pecados que nos destruían y destinaban a la muerte; resucitó y sigue todos los días vivo entre nosotros. Es Dios de vida. En este punto, el obispo resaltó que los veracruzanos, como otras familias de México y del mundo, “han sido testigos del desprecio por la vida y del cuerpo humano, que en ocasiones hasta se arroja en carreteras o ríos, cuerpos que ante el Creador son sagrados”.
  Por ello llamó, a los que hacen mal, a buscar el perdón del Señor: “Vean el inmenso dolor de las personas heridas…”. Resaltó que son muchas las situaciones que requieren el consuelo, el perdón y la paz, por eso desean, con María, asociarse a su Hijo Jesucristo y vivir el sacerdocio real recibido en el Bautismo.
  Pidió a los peregrinos dejar sus preocupaciones bajo la mirada y el regazo de Santa María, y permitir que el Espíritu de Jesús Resucitado les conforte y anime.

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