Fieles de la Diócesis
de Orizaba, tuvieron su encuentro anual en la Basílica de Guadalupe con la
Reina de México y Emperatriz de América, a quien presentaron sus gozos,
esperanzas e inquietudes, así como sus peticiones por la unidad y fraternidad
entre ellos.
En su instrucción a
los peregrinos, Francisco Eduardo Cervantes, Obispo de Orizaba abundó sobre la
trascendencia del Acontecimiento Guadalupano e indicó que con Santa María de
Guadalupe, se inició un proceso de evangelización que toca continuar a los
discípulos-misioneros de hoy, además, su presencia favoreció la reconciliación
entre los colonizadores y los pobladores naturales, haciendo una nueva
identidad y nación que ha experimentado su protección en los momentos clave de
la historia de México.
Indicó que desde el
Tepeyac se entiende mejor porqué la Virgen de Guadalupe es la Reina de México,
pues su presencia se siente muy cercana; desde aquí, con sus gestos y
expresiones culturales, nos acerca a Ella para llevarnos al encuentro de Cristo
y su Evangelio; camina con nosotros “y nos anima a vivir un renovado y
permanente Pentecostés”.
Exhortó a
depositar con confianza en las manos de María, las alegrías, penas y proyectos
de la familia, el pueblo y las comunidades parroquiales, y a darle gracias por
tantos beneficios alcanzados por su maternal intercesión. Instó a orar que les
ilumine para enfrentar los retos que tienen en todos los ámbitos donde se
desarrollan, atendiendo a los sectores más necesitados y buscando el mayor bien
posible, tomados de su mano.
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