Frase

Conoce el santuario de Nuestra Señora de Guadalupe, en México.


Cada año millones de personas acuden a rezar a María, la Madre "que nos lleva en su regazo", Ella también nos dice hoy: "No se perturbe tu corazón, no temas".

lunes, 23 de julio de 2018

- Dios interviene en México: Santa Maria de Guadalupe


 1531: Dios mismo interviene por medio de su Madre, Santa María de Guadalupe.
Poco después de la llamada Conquista de México, en 1521, y los dramáticos siguientes años de una nueva estructura a todo nivel para estas nuevas tierras; llegaron los primeros misioneros para la evangelización en este nuevo mundo; pero las cosas no iban a ser nada fáciles en esta titánica misión, especialmente, con la tremenda depresión que vivieron los indígenas y con el anti-testimonio de los que se decían católicos.
Ciertamente, los primeros misioneros, tanto franciscanos como dominicos y el primer obispo de México, Fray Juan Zumárraga, realizaron una labor admirable; fueron defensores de los indígenas y denunciadores de injusticias; trataron de evangelizar a los nativos bajo los principios de un catolicismo del siglo XVI. Muchos de los indios fueron convertidos gracias a los frailes, su testimonio y su gran esfuerzo iba dando fruto, la catequesis y la instrucción se fue dando poco a poco. Recordemos que san Juan Diego fue convertido a la fe católica gracias a ellos.
No hay duda de que los primeros misioneros constituyeron una de las piezas claves para la evangelización de esta bendita tierra; pero el trabajo se presentaba inmenso y, en mucho, fuera de su control; no sólo de frente a la evangelización de los indígenas sino, como decíamos, ante la conversión de sus mismos paisanos; la población indígena estaba traumada por la Conquista, diezmada por la terrible enfermedad, había confirmado por sus propios ojos que los astros seguían sus ciclos sin necesidad de los corazones ni del líquido precioso de la sangre que se vertía para darles vida, no había necesidad de sacrificar a sus hijos a las antiguas deidades, los astros continuaban su ciclo, o ¿cuánto más iban a durar? Los misioneros les decían que todas sus creencias eran del diablo; Satanás había capturado las almas de sus antepasados con sus infinitas mentiras; habían sido burdamente engañados.
Por otro lado, algunos españoles, especialmente los que sustentaban el poder civil de la Primera Audiencia, que se decían católicos y que, sin embargo, se afanaban al adorar a su dios oro, que había llevado a este imperio a una terrible destrucción y su esclavitud, españoles que ante su sed de poder y poseer no dudaron en ir en contra, incluso, de su obispo a quien habían afrentado e intentado asesinar… ¿Cómo poder hablar del amor del verdadero Dios, de su Iglesia, donde de manera más clara se manifiesta este amor para con todos que somos hermanos, especialmente por medio del Evangelio, de los Sacramentos, del Magisterio y de tantos y tantos dones, para merecer la vida eterna?
Ante todo, evangelizar este contexto histórico, simplemente, era imposible para los hombres, pero, no para Dios. Por ello es muy justo lo que decía el obispo de México, fray Juan de Zumárraga: “si Dios no provee con remedio de su mano está la tierra en punto de perderse totalmente.” La total oscuridad se cernía en el Anáhuac.
Ante el clamor del obispo fray Juan de Zumárraga en ese año de 1529: “si Dios no provee con remedio de su mano está la tierra en punto de perderse totalmente”, Dios interviene por medio de lo más amado para Él, su propia Madre. Ella, la primera discípula y misionera del Amor de Dios, es la Estrella de la Evangelización, la Estrella de la Esperanza.
Si bien, una aparición escapa a la razón y trasciende la historia; no se puede negar su repercusión, por lo que se pueden estudiar los rastros, los signos y los elementos, que haya dejado y con los cuales haya marcado la historia.
Actualmente, se conservan muchos documentos históricos desde el siglo XVI en los que se manifiesta ese momento maravilloso de la intervención divina; un Dios que toma la iniciativa de entregarse con el ser humano por medio de Su Madre, Santa María de Guadalupe, quien ha elegido a un indígena macehual, humilde y sencillo, con un alma transparente y candorosa, Juan Diego Cuauhtlatoatzin.
Hermano devoto de la Virgen de Guadalupe: “Dios insiste en amarte, con todo su corazón, con lo más amado y precioso, su Madre Santísima de Guadalupe y sigue insistiendo en encontrarse contigo, de corazón a corazón; ciertamente habrán muchos obstáculos que otros nos impongan o que nosotros mismos nos imponemos; pero, a pesar de todo, Él insiste en amarte, amarte con todo su corazón en la tierra bendita de tu ser”.

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