19 de febrero ante los miles de fieles que durante estos días
peregrinan al Santuario de la
Virgen de Guadalupe en Ciudad de México. Mons. Martínez
explicó que los peregrinos que parten de Toluca son unos 40 mil y que otros 30
mil se irán sumando en el camino.Tras afirmar que caminar para ir a
encontrarse con la Virgen
de Guadalupe es como cuando un hijo que trabaja fuera, va a casa a visitar a su
mamá.
“Durante
el camino tenemos que sentirnos como una verdadera familia, como hijos de Dios
que luchan por vivir en comunión a través de la oración, el canto de alabanzas
y ayudándose los unos a los otros”, destacó el Prelado mexicano.
En el marco del Año de la Juventud de
la Iglesia en México, el Obispo de Toluca, consagró a todos los jóvenes de esta
Iglesia Particular, a Santa María de Guadalupe, e hizo un llamado a toda la
comunidad diocesana para que con la fuerza del Evangelio, eviten que continúen
perdiéndose tantas vidas de jóvenes, víctimas de la violencia o “de aquellos
que tendrán siempre las manos manchadas de sangre, aunque tengan dinero
miserable y la conciencia adormecida”.
El Obispo
pidió la intercesión de Santa María para que los jóvenes encuentren en
Jesucristo la esperanza y les impulse a colaborar en la construcción de una
nueva nación y de una Iglesia renovada. También pidió a los presbíteros, a los
miembros de la vida consagrada y a los agentes de la pastoral de adolescentes y
jóvenes, que dediquen capacidades y recursos para ofrecer un camino pastoral
atrayente que lleve a los jóvenes al encuentro con Cristo.
Exhortó a
toda la comunidad a asumir el desafío que el narcotráfico representa para la
juventud y para nuestra sociedad, comprendida la Iglesia, y contribuir con un
serio y cualificado Plan Pastoral de los decanatos y de las parroquias, a la
reconstrucción del tejido social, comenzando por la familia, las periferias
humanas, e involucrando a la comunidad parroquial, las escuelas y las
instituciones civiles.
Después de
pernoctar en el Santuario, este jueves los peregrinos de la Diócesis de Toluca
participaron de la Celebración Eucarística, con sus pastores, Mons. Maximino
Martínez Miranda, obispo auxiliar y Mons. Felipe Arizmendi, quien luego de su
jubilación regresó a su diócesis de origen para atender en Confesión y asesoría
espiritual.
En su mensaje
a pastores y feligreses el Obispo llamó a los jóvenes a hacerse conscientes de
la riqueza que representan para nuestra Patria y la Iglesia, pero advirtió que
esta riqueza debe ser transformada en esperanza con el trabajo. Les dijo que es
necesario que descubran el valor que tienen como personas, que su vida, sus
manos, su historia, valen la pena, pues la esperanza nace cuando “podemos
experimentar que no todo está perdido”.
En ese
sentido advirtió a los jóvenes sobre las múltiples amenazas a la esperanza:
cuando les hacen sentir que no importan a nadie; o que sólo tienen valor si
poseen dinero; o por la falta de oportunidades de estudio y trabajo bien
remunerado; las organizaciones criminales que utilizan a los jóvenes “para
fines mezquinos”, y cuando los jóvenes “pierden el encanto de caminar juntos, de
soñar juntos”.
Aludiendo
al Papa les pidió no soltarse de la mano de Jesús porque con Cristo es posible
creer que la vida vale la pena. “No se dejen excluir, devaluar o tratar como
mercancía (…) Cristo que les da la esperanza nunca los invitaría a ser sicarios
–mercenarios de ambiciones ajenas–, nunca les mandaría a la muerte. Él los
llama amigos y lo que ofrece es vida; una vida en familia, en comunidad, a
favor de la sociedad. Nunca dejen la familia, pues, es la base de la
construcción de una gran nación”, les dijo.
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