A
la luz de la documentación històrica y de la antropologìa religiosa, los indios
neobautizados veneran bajo la advocación de Virgen de Guadalupe la persona
històrica de Marìa de Nazaret, Madre de Jesùs, Verbo encarnado en su seno, como
lo indica claramente la iconografia del “ayate” guadalupano y las indicaciones
precisas de los documentos indígenas.
No
es simplemente la transposición de un sìmbolo. Para los màs antiguos documentos
guadalupanos, Guadalupe es un acontecimiento històrico. Los documentos guadalupanos
muestran cómo de algunos sectores religiosos, y precisamente los más
interesados en la evangelización, como los misioneros franciscanos, fueron los mas
reacios a aceptar los hechos. Ello prueba que no pudo ser un invento ni una
creación misionera, y menos aún criolla tardía. Fue un hecho que se impuso por
su evidencia.
Solo la Virgen , a travès de su mensajero san Juan Diego,
podìa lograr una síntesis entrañable entre mundos tan extraños y aparentemente
tan opuestos. Su cara algo morena pero plena de ternura, su mirada de Madre
misericordiosa estaba y està diciendo que quería misericordia y no sacrificios;
encuentro cordial y no frontal o fatal desencuentro: reconciliación y no
humillación.
La joven mujer vestida de sol que se apareció
a Juan Diego en el Tepeyac estaba pidiendo comunión fraterna y cristiano
mestizaje. Muchos indios entendieron el mensaje a la primera; a algunos
españoles quizà les costò más tiempo. Pero a pesar de todos los pesares y de
ciertas asperezas, el milagro de la evangelizaciòn, del encuentro y del
mestizaje se produjo. Y ahí està ¡Gracias a Ella!
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