Frase

Conoce el santuario de Nuestra Señora de Guadalupe, en México.


Cada año millones de personas acuden a rezar a María, la Madre "que nos lleva en su regazo", Ella también nos dice hoy: "No se perturbe tu corazón, no temas".

viernes, 2 de junio de 2017

- Las flores y la tilma del indio

El Obispo pide pruebas de la Virgen, las flores y la tilma (*) del indio
El europeo obispo Fray Juan de Zumárraga ¿creería en una Aparición de la Virgen sólo entregándole Juan Diego hermosas flores? Aún cuando estas flores se habían dado en un lugar inhóspito, la colina del Tepeyac y en un clima invernal…o quizás las flores sí eran para el indio Juan Diego una verdadera señal sagrada, totalmente coherente con su mentalidad indígena…pero jamás se imaginó lo que iba a acontecer. Veamos lo que ocurrió aquel 12 de diciembre de 1521 en México:
  Juan Diego, el humilde indígena narró con toda exactitud lo que había visto, admirado y escuchado; incluso que era imposible que hubieran flores en aquel lugar árido y salitroso, en ese tiempo invernal y con ese clima que helaba; sin embargo, Juan Diego le confirmó al obispo:”no por ello dude, no por ello titubeé”. Gracias a la enorme fe de este humilde indígena el ser humano tuvo la posibilidad de encontrarse con Dios por medio de su propia Madre, Santa María de Guadalupe. “Y luego extendió su blanca tilma, en cuyo hueco estaban las flores. Y al caer al suelo todas las variadas flores, luego allí en su tilma se convirtió en señal, se apareció de repente la Amada Imagen de la Perfecta Virgen Santa María, Madre de Dios, en la forma y figura en que ahora está, en donde ahora es conservada, en su sagrada casita en el Tepeyac, que se llama Guadalupe..” (Nican Mopohua, 181-184, escrito entre 1540 y 1548).

  Juan Diego como todo indio macehual no podía usar vestiduras decoradas o estampadas, por lo que es exacto lo que se describe de su “blanca tilma”, y es en ese momento cuando el humilde indígena la extiende  y le entrega al obispo la señal solicitada. En seguida caen al suelo las preciosas flores, que para el indio era una señal totalmente maravillosa, por la manera en la que él fue testigo de haberlas encontrado en un terreno muerto y en un tiempo en donde no se daban y en un clima que helaba; por lo que era un verdadero prodigio, y la señal era la más adecuada por el simbolismo que entre los indígenas existía en el fondo de su cultura religiosa; pero Santa María de Guadalupe también ofreció el complemento de la señal, que eran las flores, complemento perfecto en la prodigiosa estampación de su propia Imagen en la humilde tilma de su mensajero, ante los incrédulos ojos del obispo y de los que ahí se encontraban.
  Ahora sí se complementaba la señal, no eran solamente las flores sino que ahora se incluía la tilma y en ella la maravillosa imagen de la Virgen de Guadalupe. Ahora bien, la tilma era símbolo de la persona; por lo tanto, el hecho de que la Virgen de Guadalupe hubiera elegido como una parte integrante de la señal el estamparse en la tilma de Juan Diego, significa que se plasma en la persona misma de este humilde indio. Por ello, Juan Diego, el laico indígena humilde y fiel ahora es parte de la señal entregada al obispo.
  La imagen de Santa María de Guadalupe estampada en la humilde tilma al presentarse como una mujer de piel morena, una mestiza, se identifica plenamente con la unidad que debe existir entre todos los seres humanos, tomando precisamente este color de piel, su mestizaje es el símbolo de la fraternidad que debe existir en y con todas las razas del mundo; en su rostro moreno estamos todos sus hijos, su sangre su color; somos su propia imagen, su pintura. La maternidad del Tepeyac establece la casa de encuentro de los pueblos mestizos en el ayer, en el hoy y en el mañana de América Latina y el Caribe.
“ Y el obispo se levantó, desató del cuello de donde estaba atada la vestidura, la tilma de Juan Diego en la que se apareció, en donde se convirtió en venerable señal la Reina Celestial. Y luego la llevó allá, la fue a a colocar en su oratorio…” (Nican Mopohua, 188-190, escrito entre 1540 y 1548).
(*)-Tilma: Manta que llevan los hombres del campo, a modo de capa, anudada sobre el hombro. La tilma estaba tejida con fibras de ágave, un material que se usaba para hacer cuerdas. Una vez retorcidas, estas fibras daban hilos ásperos, duros y muy resistentes. El tejido que se obtenía, por tanto, era áspero, no adecuado para ser pintado. Y mucha gente, observando la imagen, se preguntaba cómo había sido posible obtener una figura tan bonita en una tela tan áspera. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario