Frase

Conoce el santuario de Nuestra Señora de Guadalupe, en México.


Cada año millones de personas acuden a rezar a María, la Madre "que nos lleva en su regazo", Ella también nos dice hoy: "No se perturbe tu corazón, no temas".

sábado, 3 de junio de 2017

- La Virgen de Guadalupe y las conversiones en México

Antes de la Aparición de la Virgen de Guadalupe la tarea de evangelizar a los indígenas mexicanos llegó a ser prácticamente imposible. Los indios habían sido conquistados, estaban enfermos (epidemias, cólera..) y experimentaban una profunda y general depresión ante la caída de sus dioses y su imperio. Por el otro lado, los españoles estaban divididos: unos adorando a los ídolos del oro, el poder y la fama, llegando incluso a intentar ellos mismos, asesinar al Obispo de México –que era español- por sus denuncias contra los abusos de los conquistadores hacia los indígenas. Los misioneros cristianos llegados eran unos pocos frailes franciscanos, a los que además se les sumaba el problema del idioma para entender y poderse hacer entender por los nativos…
  Pero ante la intervención de Dios, por medio de Santa María de Guadalupe, las cosas cambiaron de tal manera que desde el 12 de diciembre de 1531 las conversiones de los indígenas se contaron por miles, llegaron a ser aproximadamente de ocho a nueve millones, en tan solo siete años, fue una conversión de tales dimensiones, que no hay ciencia humana que la pueda explicar. Las fuentes históricas nos permiten conocer la magnitud de esta conversión sin precedentes en México y seguramente tampoco en el mundo entero:
  Así vemos como Fray Toribio de Benavente, Motolinia, no pudo negar que en los primeros años los indios permanecían reacios a convertirse al catolicismo; en su obra: “Memoriales” (p.116) escribe: “Anduvieron los mexicanos cinco años muy fríos”. Además, era consciente de la insignificancia de sus recursos ante la enormidad del trabajo, sus terribles problemas y la inseguridad de que fueran sinceras las conversiones. En general los franciscanos eran conscientes del grave obstáculo que se levantaba ante la falta de testimonio de varios de sus paisanos españoles y la manera cruel con la que algunos trataron a los indígenas. Así en Carta colectiva dicen: “seguramente osamos afirmar que según eran tratados y veíamos las carnicerías que de ellos se hacían y los robos, vejaciones y crueldades que con ellos se usaba, que teníamos creído que no hubiera indios en toda la muchedumbre para cuatro años”. (“Carta Colectiva de los franciscanos”. Cuauhtitlán,,en Fray Toribio de Benavente, Motolinia, “Memoriales”, p/440.
  Sin embargo, después de 1531, los mismos franciscanos estaban asombrados de la conversión que se estaba manifestando; el mismo autor siguió haciendo cuentas de los miles y miles que se habían bautizado y llegó a la conclusión que en total en ese año de 1536: “serán hasta hoy día bautizados cerca de cinco millones” (en Historia de los Indios, p.85). En el códice “Nican Motecpana” se confirma este cambio desde el corazón indígena que se manifestó en la aceptación de la fe: “los indios.. desde que oyeron que se apareció la Santa Madre de Nuestro Señor Jesucristo, y desde que vieron y admiraron su perfectísima imagen, que no tiene arte humano, con lo cual abrieron mucho los ojos, cual se de repente hubiera amanecido para ellos” (Fernando de Alva Ixtlilxóchitl, p.307). Uno de los aspectos claves en esta conversión sin precedentes en la historia de la Iglesia es que María viene a traernos al “verdadero Dios Por quien se vive”, como así lo dijo en su aparición al indio Juan Diego.
  El obispo de México, fray Juan de Zumárraga, también manifestaba una gran diferencia de ánimo entre su carta del 1529 (dos años antes de la Aparición de la Virgen) enviada al rey donde se descubre un grito doloroso dirigido a Dios, pidiendo su divina intervención: “si Dios no provee con remedio de su mano está la tierra (México) en punto de perderse totalmente”; y ahora, en 1539, después de diez años todo cambió. Nos encontramos con un obispo que había visto con sus propios ojos, había escuchado con sus propios oídos y había cuidado prudentemente de realizar la voluntad de la Reina del Cielo, así que escribió una carta que manifestaba totalmente otra actitud; se había dado una conversión en él, en el sentido que ya no tenía miedo, ni angustia, ni temor..
  Si bien los indígenas fueron los que entendieron de manera inmediata todo el mensaje de la Virgen, a los pocos años también para los españoles ya era una de las más importantes devociones la cual había realizado un cambio impresionante en su comunidad. El domingo 6 de septiembre de 1556, fray Alonso de Montúfar, segundo arzobispo de México, pronunció una homilía en la que dijo maravillas sobre la imagen y la devoción del Tepeyac y motivó a continuar con la devoción a la Virgen de Guadalupe. En su sermón “procuró de persuadir a todo el pueblo a la devoción a Nuestra Señora..y así toda la mayor parte de esta ciudad… sigue y prosigue la dicha devoción” y:” la gran devoción que toda esta ciudad ha tomado a esta bendita imagen, y los indios también, y cómo van descalzas señoras principales y muy regaladas, y a pie con sus bordones en las manos, a visitar y encomendar a nuestra Sra. y de estos los naturales han recibido grande ejemplo y siguen lo mismo…”
(Testimonio de Juan de Salazar, en Información de 1556. P 51).


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