Frase

Conoce el santuario de Nuestra Señora de Guadalupe, en México.


Cada año millones de personas acuden a rezar a María, la Madre "que nos lleva en su regazo", Ella también nos dice hoy: "No se perturbe tu corazón, no temas".

lunes, 26 de febrero de 2018

- de Toluca acuden más de 70.000 peregrinos


19 de febrero ante los miles de fieles que durante estos días peregrinan al Santuario de la Virgen de Guadalupe en Ciudad de México. Mons. Martínez explicó que los peregrinos que parten de Toluca son unos 40 mil y que otros 30 mil se irán sumando en el camino.Tras afirmar que caminar para ir a encontrarse con la Virgen de Guadalupe es como cuando un hijo que trabaja fuera, va a casa a visitar a su mamá.
“Durante el camino tenemos que sentirnos como una verdadera familia, como hijos de Dios que luchan por vivir en comunión a través de la oración, el canto de alabanzas y ayudándose los unos a los otros”, destacó el Prelado mexicano.
En el marco del Año de la Juventud de la Iglesia en México, el Obispo de Toluca, consagró a todos los jóvenes de esta Iglesia Particular, a Santa María de Guadalupe, e hizo un llamado a toda la comunidad diocesana para que con la fuerza del Evangelio, eviten que continúen perdiéndose tantas vidas de jóvenes, víctimas de la violencia o “de aquellos que tendrán siempre las manos manchadas de sangre, aunque tengan dinero miserable y la conciencia adormecida”.
El Obispo pidió la intercesión de Santa María para que los jóvenes encuentren en Jesucristo la esperanza y les impulse a colaborar en la construcción de una nueva nación y de una Iglesia renovada. También pidió a los presbíteros, a los miembros de la vida consagrada y a los agentes de la pastoral de adolescentes y jóvenes, que dediquen capacidades y recursos para ofrecer un camino pastoral atrayente que lleve a los jóvenes al encuentro con Cristo.
Exhortó a toda la comunidad a asumir el desafío que el narcotráfico representa para la juventud y para nuestra sociedad, comprendida la Iglesia, y contribuir con un serio y cualificado Plan Pastoral de los decanatos y de las parroquias, a la reconstrucción del tejido social, comenzando por la familia, las periferias humanas, e involucrando a la comunidad parroquial, las escuelas y las instituciones civiles. 
Después de pernoctar en el Santuario, este jueves los peregrinos de la Diócesis de Toluca participaron de la Celebración Eucarística, con sus pastores, Mons. Maximino Martínez Miranda, obispo auxiliar y Mons. Felipe Arizmendi, quien luego de su jubilación regresó a su diócesis de origen para atender en Confesión y asesoría espiritual.
En su mensaje a pastores y feligreses el Obispo llamó a los jóvenes a hacerse conscientes de la riqueza que representan para nuestra Patria y la Iglesia, pero advirtió que esta riqueza debe ser transformada en esperanza con el trabajo. Les dijo que es necesario que descubran el valor que tienen como personas, que su vida, sus manos, su historia, valen la pena, pues la esperanza nace cuando “podemos experimentar que no todo está perdido”. 
En ese sentido advirtió a los jóvenes sobre las múltiples amenazas a la esperanza: cuando les hacen sentir que no importan a nadie; o que sólo tienen valor si poseen dinero; o por la falta de oportunidades de estudio y trabajo bien remunerado; las organizaciones criminales que utilizan a los jóvenes “para fines mezquinos”, y cuando los jóvenes “pierden el encanto de caminar juntos, de soñar juntos”.
Aludiendo al Papa les pidió no soltarse de la mano de Jesús porque con Cristo es posible creer que la vida vale la pena. “No se dejen excluir, devaluar o tratar como mercancía (…) Cristo que les da la esperanza nunca los invitaría a ser sicarios –mercenarios de ambiciones ajenas–, nunca les mandaría a la muerte. Él los llama amigos y lo que ofrece es vida; una vida en familia, en comunidad, a favor de la sociedad. Nunca dejen la familia, pues, es la base de la construcción de una gran nación”, les dijo.



- La Virgen de Guadalupe y la liberación de Alepo (Siria)



¿Qué tiene que ver la Virgen de Guadalupe con la liberación de Alepo en Siria?
Una religiosa del Instituto del Verbo Encarnado (IVE) compartió un conmovedor testimonio de cómo intercedió la Virgen de Guadalupe para la liberación de la ciudad de Alepo en Siria, que hasta diciembre de 2016 estuvo bajo el control de los terroristas. En un video publicado en la página de Facebook del IVE, la hermana María Guadalupe aparece en la Basílica de Guadalupe en Ciudad de México y dice: “Vengo aquí representando a todo el pueblo sirio para darle gracias a la Virgen”.
“Hace quizás un año y medio atrás un grupo de mexicanos me entregaron la copia de la imagen original de la Virgen de Guadalupe para que la lleváramos a Siria. Uno de los mexicanos que me la dio me dijo que la Virgen de Guadalupe tiene que estar allá porque ella será la que protegerá y librará a sus hijos”, contó la religiosa.
La hermana Guadalupe indicó que esta imagen llegó con algunas complicaciones a la ciudad de Alepo en noviembre de 2016. Esta urbe es una de las más castigadas por la guerra civil que asola el país hace seis años y sus habitantes sufren por la carencia de agua, electricidad, comida y vivienda.
Un mes después de la llegada de la imagen, Alepo fue liberada del control de grupos de rebeldes y yihadistas como el Frente Islámico, el Frente Al Nusra y el Ejército Libre Sirio. “El día de la liberación de la ciudad fue el 12 de diciembre”, indicó la religiosa. En ese día la Iglesia Católica celebra la fiesta de la Virgen de Guadalupe. “Fue claramente la Virgen que mostró que ella también es la madre del pueblo sirio”, prosiguió. “Fue un milagro de la Virgen de Guadalupe y por eso me encuentro aquí (en la basílica en México) para agradecerle a ella y poniéndole a sus pies a todos los nazarenos, a todo el pueblo sirio. Ella les dice a cada uno, como le dijo a San Juan Diego, ¿No estoy yo aquí que soy tu madre?”, concluyó la religiosa.
https://www.facebook.com/incarnatewordainarabic/videos/1457485957637269/

- La Virgen de Guadalupe ayuda a Siria


Mons. Denys Antoine Chahda, Arzobispo Siro-católico de Alepo (Siria), aseguró recientemente que “los cristianos de Alepo siguen firmes en la fe gracias a la Virgen de Guadalupe”. Entrevistado durante su reciente visita a México, el Arzobispo destacó el valor de una réplica de la imagen de Nuestra Señora de Guadalupe que llevó hasta Siria la hermana Guadalupe, de la Familia Religiosa del Verbo Encarnado.
“Los cristianos de Alepo siguen firmes en la fe gracias a la Virgen de Guadalupe, cada día van más a la Iglesia, cada día se llenan los templos, nuestra Iglesia en Alepo está de pie”, aseguró el Prelado. “Hay mucho qué hacer por Alepo, porque todavía hay misiles en las calles. Pero en la parte cristiana, gracias a Dios, no hemos recibido ni un misil este último año y oramos para que todo vaya mejor”, señaló. Mons. Chahda recordó que Alepo fue una de las ciudades “más castigadas por la guerra civil que azotó a este país de Oriente”. “Cerca de seis años sus habitantes sufrieron por la carencia de agua, electricidad, comida y vivienda, además de ver el dolor y muerte tras los asesinatos provocados por un lucha de poder”.
Los enfrentamientos en Siria, entre el Gobierno y los grupos rebeldes que buscan derrocarlo, causaron más de 400 mil muertos desde marzo de 2011. En el bando rebelde se encuentran grupos extremistas musulmanes como Jabhat Fateh al-Sham (ex Frente Al-Nusra), vinculado con Al Qaeda; y el Estado Islámico. El 6 de diciembre de 2017, el Gobierno de Rusia, que apoyó bélicamente a las fuerzas militares sirias, aseguró que el país había quedado libre del Estado Islámico.
El Arzobispo Siro-católico de Alepo señaló que “nosotros queremos decirle al mundo basta a la violencia, basta a los ricos que quieren comer al pobre, ¡basta!”. “Vamos a respetar a los niños que mueren sin razón por la falta del amor humano, por los que matan en nombre de Dios y por aquellos que adoran al dios dinero, basta; y seamos luz y pongamos fin a las guerras internas y externas del hombre”.
El Prelado aseguró que se siente muy bendecido por recorrer México. Recordó que “me tocó oficiar Misa en la Basílica de Guadalupe pues gracias a María de Guadalupe, Alepo seguirá de pie”. “En esos momentos pensaba en todo lo que había pasado como sacerdote y mi comunidad. He pasado unos días muy bellos en México. Este país es muy bendecido y por ello tiene que conservar y defender esta fe. Manténganse unidos y en esperanza a Santa María de Guadalupe”.


Unión de Voluntades obsequió a Mons. Denys Antoine Chahda una imagen de Nuestra Señora de Guadalupe, la cual, aseguró el Prelado, “será colocada en lugar muy especial de mi catedral para su veneración por el pueblo sirio”.

lunes, 12 de febrero de 2018

- Santa María de Guadalupe, perfecta misionera


Santa María de Guadalupe es quien ha forjado esta patria y realizado una perfecta evangelización con los valores de la cultura indígena mexicana, ayudando amorosamente a los misioneros; pues para ellos la tarea misionera del llamado Nuevo Mundo era simplemente algo titánico, el reto de convertir todos estos nuevos pueblos era algo que los sobrepasaba, pero la Virgen de Guadalupe entra en esta historia realizando una perfecta inculturación del Evangelio, transformando el corazón humano, no sólo de los indígenas sino también de los mismos misioneros que veían estupefactos una de las conversiones más importantes en toda la historia de la Iglesia. La Virgen de Guadalupe, de ninguna manera desecha las manos y el corazón de los misioneros, al contrario, ellos son el instrumento de este amor divino. Y Ella sigue realizando esto el día de hoy.
  Es a partir de 1532, después de la Aparición de la Virgen al indio Juan Diego, que los mismos misioneros estaban muy sorprendidos ante la constatación de que se había producido un verdadero milagro: antes no eran ni escuchados, ahora se admiran de este cambio tan radical, de tantas y tantas sorpresivas conversiones; y trataban de razonar este fenómeno diciendo que, en parte, había sido resultado de su predicación y testimonio, pero había pasado algo impresionantemente sorpresivo que mantenía a los mismos misioneros con la boca abierta, con expresiones de asombro, como decía Fray Gerónimo de Mendieta: “fue cosa de notar y maravillar”, “de mucha admiración”.
  El Nican Motecpana(*) también corrobora y confirma este cambio desde el corazón indígena, que se manifestó en la aceptación de la fe; a su modo y en estilo por esta importante fuente se nos dice que los indios: “sumidos en profundas tinieblas, todavía aman y servían a falsos diosecillos, obras manuales e imágenes de nuestro enemigo el demonio, aunque ya había llegado a sus oídos la fe, desde que oyeron que se apareció la Santa Madre de Nuestro Señor Jesucristo, y desde que vieron y admiraron su perfectísima imagen, que no tiene arte humano; con lo cual abrieron mucho los ojos, cual si de repente hubiera amanecido para ellos.” Fue tal la conversión, que muchos de ellos tiraron los ídolos: “Y luego (según los viejos dejaron pintado) algunos nobles, lo mismo que sus criados plebeyos, de buena voluntad echaron fuera de sus casas, arrojaron y esparcieron las imágenes del demonio y empezaron a creer y venerar Nuestro Señor Jesucristo y su preciosa Madre.”
(*)Nican Motecpana Se trata de un documento, al igual que el Nican Mopohua fue escrito en lengua náhuatl. Es obra del historiador mestizo Fernando de Alva Ixtlilxóchitl, escrito, en 1590.
Su nombre ‘Nican Motecpana’ procede de las primeras palabras con que comienza su texto: "Aquí se pone en orden…" Es un valioso documento que complementa al Nican Mopohua y proporciona rica información sobre la persona misma de Juan Diego Cuauhtlatoatzin, su esposa María Lucía y el tío de Juan Diego, Juan Bernardino.
Sintéticamente, el Nican Motecpana narra que, tras las apariciones, Juan Diego se fue a vivir a una casita junto a la ermita, dejando su propia casa y tierras a su tío Juan Bernardino. Refiere, asimismo, que Juan Diego era viudo cuando se le apareció la Señora del Cielo, habiendo muerto dos años antes su esposa María Lucía, con quien había vivido castamente. Relata igualmente la peste que asoló la región en 1544 debido a la cual murió el tío Juan Bernardino, el 15 de mayo, no sin antes haber éste recibido la visita y consuelo de la Virgen de Guadalupe. A la muerte de Juan Bernardino, fue llevado su cuerpo al Tepeyac para ser sepultado dentro de la casita de la Señora de Cielo; tenía 86 años.
Tiempo después, en 1548 (el mismo año en que murió Fray Juan de Zumárraga), murió también Juan Diego, tras 16 años de servir a la Virgen. Tenía alrededor de 74 años. Fue sepultado, como su tío, dentro del templo de la Virgen de Guadalupe.
De igual modo, el Nican Motecpana menciona "incontables milagros", describiendo concretamente 14 atribuidos a la intercesión de la Virgen de Guadalupe.
Diversos hechos que narra el Nican Motecpana han podido ser verificados históricamente por fuentes históricas independientes, así como por el testimonio de distintos cronistas. Documentos como los Anales de Puebla y Tlaxcala, los Anales de Catedral, el Añalejo de Bartolache o el Códice 1548 o "Escalada", coinciden al situar la muerte de Juan Diego en 1548.

- Fiesta de San Juan Diego, el indígena de Guadalupe


En un momento intenso y dramático de la historia, se dio el encuentro entre Dios y los hombres por medio de Santa María de Guadalupe, haciendo de este Acontecimiento un encuentro cuyo mensaje está lleno de esperanza que provoca la fe para poder vivir en el amor. Y fue un laico, Juan Diego Cuauhtlatoatzin, primer indígena canonizado del Continente, el elegido para portar este mensaje para el mundo entero”.
…”por la canonización de San Juan Diego se confirma la verdad del encuentro que sostuvo con la Madre de Dios; y tenemos la certeza de que estamos en el hueco del manto y en el cruce de los brazos de Santa María de Guadalupe, en el amor de la Madre de Dios y nuestra Madre; estamos ciertos que es Ella quien nos conduce a su Hijo Jesucristo. Por ello el Episcopado Latinoamericano afirmó en Aparecida, Brasil, que María “ha estado muy cerca de nosotros, ha cuidado de nuestras personas y trabajos, cobijándonos como a Juan Diego y a nuestros pueblos…”.
   El Cardenal arzobispo de México, Norberto Rivera Carrera, durante la celebración de la Fiesta Litúrgica de San Juan Diego -establecida por el ahora santo, Papa Juan Pablo II-, resaltó que el mensaje del Acontecimiento Guadalupano es para todos pero sólo los humildes como el santo indígena, “pueden leerlo, hacerlo suyo y entregarlo con flores y cantos de un actuar cotidiano en el amor”.
   Agregó que una de las más grandes manifestaciones de que el Acontecimiento Gua­dalupano es salvífico, es la conversión del corazón; mueve al ser humano al arrepen­timiento, desde lo más profundo del alma, del espíritu y la razón, como fruto de este encuentro con Dios, quien siempre toma la iniciativa y hace realidad un cambio de vida pleno y total, dándole todo su sentido.
   Hizo notar que por la canonización de San Juan Diego se confirma la verdad del en­cuentro que sostuvo con la Madre de Dios; y tenemos la certeza “de que estamos en el hueco del manto y en el cruce de los brazos de Santa María de Guadalupe, en el amor de la Madre de Dios y nuestra Madre; estamos ciertos que es Ella quien nos conduce a su Hijo Jesucristo”. Por ello el Episcopado Latinoamericano afirmó en Aparecida, Brasil, que María “ha estado muy cerca de nosotros, ha cuidado de nuestras personas y trabajos, cobijándonos como a Juan Diego y a nuestros pueblos…”.
   El Sr. Cardenal mexicano señaló que lo más importante es descubrir cómo Jesucristo se encuentra con el ser humano por medio de Santa María de Guadalupe, quien toma lo bueno y verdadero de la fiesta del Panquetzaliztli que celebraban los indígenas, y lo desarrolla en la plenitud del verdadero Dios por quien se vive. “Él es la verdadera Pascua Florida, Él es nuestro redentor y Salvador, el dueño de la vida…quien purifica todo esto y da plenitud en Él, el Hijo de Dios verdadero, Él que es la respuesta de lo que tanto anhelaban los indígenas…”.
   Gracias a Juan Diego se nos ha transmitido todo esto por medio de la tradición oral y en una bellísima y portentosa Imagen de la Virgen de Guadalupe: en la humilde Tilma de este indígena macehual. “Un encuentro que marca la historia, un mensaje de amor para el mundo entero, una invitación para construir juntos la cultura de la vida, la civilización del amor, que nunca se detenga ni se destruya. Todos estamos invitados a ser santos como él, humilde indígena, San Juan Diego Cuauhtlatoatzin, y poner todo lo que está de nuestra parte para construir esta casita sagrada, la nueva civilización del amor de Dios”.

- El milagro de Guadalupe, del Tepeyac al mundo entero


…”Se hace real y actual lo que le dice la Virgen de Guadalupe a Juan Diego: “Porque en verdad yo soy tu Madre compasiva, tuya y de todos los hombres que viven juntos en esta tierra, y también de todas las demás estirpes, naciones, los que me amen, los que me llamen, los que me busquen, los que confíen en mí; porque, en verdad, escucharé su llanto, su tristeza; para remediar, para curar, todas su diferentes penas, sus miserias, sus dolores.” (Nican Mopohua vv.29-32).
Es una salvación para todo el mundo, para todo ser humano, es la Epifanía que sigue manifestándose constantemente y con infinita misericordia en su mirada llena de amor” 
  Fray Juan de Zumárraga, primer obispo de México, fue uno de los importantes fundadores del Colegio de la Santa Cruz de Tlatelolco en 1536, y allí se logró el formar a los alumnos, jóvenes nobles, en las Humanidades, por lo que los buenos resultados se dejaron ver con grandes personajes como el indígena noble y sabio Antonio Valeriano, quien fue el instrumento fiel para poner en un manuscrito todo lo que escuchó de los testigos, en especial de Juan Diego, sobre lo que sucedió en el gran Acontecimiento Guadalupano. Es decir, Antonio Valeriano no inventó dicho Acontecimiento, sino que lo trasladó en caracteres latinos y sonido náhuatl en el documento conocido como Nican Mopohua, las dos primeras palabras de dicho manuscrito que quiere decir ‘Aquí se narra o Aquí se dice,’ escrito entre 1545-1548. Con esto, también confirmamos que Antonio Valeriano no intentaba extender, como tal, el conocimiento de dicho Acontecimiento, pues eran poquísimos los indígenas que pudieran leer en caracteres latinos y un núcleo pequeñísimo de españoles que entendieran el náhuatl. Sino mantener lo más exacto posible lo que fue este hecho sobrenatural. Gracias a las futuras traducciones del Nican Mopohua, y al conocimiento tanto de los caracteres latinos como del idioma náhuatl, se fue constituyendo en esa maravillosa fuente, aunque no fuera “Primigenia”.
  Por supuesto que el Nican Mopohua es una importante fuente, ya que con este manuscrito podemos saber palabra por palabra los hechos de aquellos días de la Aparición de la Virgen de Guadalupe, en el cerro del Tepeyac entre el 9 al 12 de diciembre de 1531, pero no es la fuente “Primigenia”, ya que, como confirmamos, los indígenas no lo conocían cuando se dio la masiva conversión, ni los españoles lo podían leer; pues, como decíamos, sólo algunos entendían el náhuatl. Entonces, ¿Cómo es que los indígenas y los europeos conocieron este gran Acontecimiento? Pues por la “Fuente Primigenia” que consta principalmente de tres pilares: La tradición oral, cuyo máximo expositor fue el mismo Juan Diego, la Imagen portentosa de Santa María de Guadalupe, que si bien entendían los europeos en muchos de sus signos (pues comprendían que era la imagen de María, la Madre de Dios, bajo la iconografía que se usaba para manifestar su Inmaculada Concepción, etc. ), mientras que para los indígenas era una carta de amor que ellos comprendían con esas nubes, estrellas, flores, luna, ángel con alas de águila, especialmente el sol y la flor de cuatro pétalos a la altura de su inmaculado vientre. Y el tercer punto son los signos de los tiempos que experimentaron en los momentos de la aparición de Santa María de Guadalupe trayendo en su vientre a Aquel, el verdaderísimo Dios por quien se vive.
  Es por ello que el Acontecimiento Guadalupano es para todos los tiempos y para el mundo entero; aunque sólo los humildes, como san Juan Diego, son capaces de poderlo entender. En todo esto se toma en cuenta la inculturación perfecta que logra Santa María de Guadalupe, y esto es válido en muchos ángulos y muchos grados, pues el centro de su Imagen y su mensaje es el verdaderísimo Dios por quien se vive, Jesucristo nuestro Señor. Por Él es que se trascienden tiempos y espacios. Entre muchos otros signos es importante el hecho actual de que en otros países de culturas tan distintas como son Polonia, Francia, Italia, etc., en donde se ha descubierto quién es la Virgen de Guadalupe, su Imagen y su mensaje; Ella quien nos lleva de la mano en este peregrinar hasta encontrarse seguros con su Hijo Amado, el Camino, la Verdad y la Vida. La Virgen de Guadalupe sigue tocando el corazón de muchos hermanos; Ella sigue poniendo a Jesús en el corazón de todo ser humano; Ella es quien armoniza y unifica a todos en la única familia de Dios. Se hace real y actual lo que le dice la Virgen de Guadalupe a Juan Diego: “Porque en verdad yo soy tu Madre compasiva, tuya y de todos los hombres que viven juntos en esta tierra, y también de todas las demás estirpes, naciones, los que me amen, los que me llamen, los que me busquen, los que confíen en mí; porque, en verdad, escucharé su llanto, su tristeza; para remediar, para curar, todas su diferentes penas, sus miserias, sus dolores.” (Nican Mopohua vv.29-32).
  Es una salvación para todo el mundo, para todo ser humano, es la Epifanía que sigue manifestándose constantemente y con infinita misericordia en su mirada llena de amor.

sábado, 10 de febrero de 2018

- En Guadalupe la Virgen acoge las “Semillas del Verbo” en los indígenas


Las “semillas del Verbo” es una doctrina que hunde sus raíces en la época patrística y que fue rescatada por el Concilio Vaticano II como una base, para orientar las relaciones de la Iglesia Católica, con las diferentes culturas y religiones del mundo. Y es que, desde el siglo II, con los aportes de los Santos Padres: Justino, mártir, (100-162), San Ireneo de Lyon (130-202) y Clemente de Alejandría (150-215) ya se había dado inicio a una teología sobre el “Verbo de Dios” que abría las puertas al reconocimiento de los elementos de bien y de verdad, presentes en todos los pueblos del mundo, aún en aquellos ajenos a la tradición bíblica.
La imagen de las “semillas”, utilizada por san Justino, es particularmente feliz pues logra expresar la idea de la acción universal de Dios, quien ciertamente actúa aún más allá de los límites visibles del cristianismo. Por un lado, la metáfora de las semillas se inspira en la parábola de Jesús sobre la Palabra de Dios, que es esparcida como semilla en el campo y que produce frutos según la forma en la cual es recibida (Mt 13, 3-9). El término “Verbo” engloba, por otra parte, una gran riqueza teológica que nos llega del prólogo del evangelio de san Juan en el cual es usado para nombrar a la segunda persona de la Santísima Trinidad. Allí se nos brinda una orientación fundamental: el Verbo es, y lo ha sido desde siempre, “la luz verdadera que ilumina a todo hombre que viene a este mundo” (Jn 1,9). San Justino aclara que, si bien todos los hombres pueden llegar a discernir lo bueno y lo verdadero, gracias a las semillas colocadas en ellos por el Verbo, este conocimiento es algo parcial, y tan sólo el Verbo encarnado puede llevarlo a la perfección. En la propuesta de San Justino se afirma la superioridad y la plenitud del conocimiento de la verdad, que se nos otorga por la fe en Cristo.
Después del siglo II, la idea teológica de las semillas del Verbo fue relegada por siglos, tanto que al momento del encuentro inicial con los sacerdotes de la religión mexica, los primeros evangelizadores franciscanos no dudaron de condenarles diciendo: “nunca ha venido a vuestra noticia la doctrina y palabras del Señor del cielo y de la tierra, y vivís como ciegos entenebrecidos, metidos en muy espesas tinieblas de gran ignorancia, y hasta ahora alguna excusa han tenido vuestros errores”.
Es hasta la llegada del Concilio Vaticano II que se vuelve a reconocer la acción de Dios en todos los pueblos, aún antes de la predicación misionera: “El evangelizador que llega a una tierra todavía no evangelizada, siembra la semilla de la Palabra en unas almas que no están del todo ajenas a la Palabra de Dios, sino que más bien han sido preparadas largamente por el Espíritu Santo, pues aquellas almas recibieron desde su creación el Verbo Creador, esto es, la semilla divina, que espera el rocío de un nuevo amanecer para que crezca y fructifique”. fue la intervención en el aula conciliar del Arzobispo auxiliar de Antioquía de los Melquitas (Siria), Elías Zoghby.  Dicha intervención tuvo buena acogida en el colegio de cardenales y marcó la formulación del texto conciliar y así la expresión “semillas del Verbo” fue incluida en el Decreto Ad Gentes en dos ocasiones: “[Los fieles] descubran con gozo y respeto las semillas del Verbo que se ocultan en ellas [las tradiciones nacionales y religiosas] de los países de misión” (AG 11). “El Espíritu Santo, que llama a todos los hombres a Cristo por las semillas del Verbo y por la predicación del Evangelio...” (AG 15).
Santa María de Guadalupe, con sus palabras y obras, adoptó una posición de apertura a los elementos de bondad y verdad presentes en las culturas indígenas, siendo evidente su cercanía al ideal propuesto por el Decreto Ad Gentes mientras se separa de la práctica de los misioneros del siglo XVI para quienes «era poco menos que imposible captar algo bueno en la esencia de esas creencias indígenas, simplemente eran diabólicos ritos y sanguinarias celebraciones satánicas». Esto es otro elemento más que nos ayuda a apreciar la grandeza y la autenticidad del Acontecimiento Guadalupano
Santa María de Guadalupe en sus apariciones en el Tepeyac se mostró auténticamente cercana al indígena Juan Diego, su vidente; en un diálogo fecundo adoptó elementos propios de la cultura de su interlocutor para identificarse como la madre de Dios; esto -aunado a otros muchos detalles en la narración de las apariciones- ha dado la pauta para afirmar que en el Acontecimiento Guadalupano se reconocieron y purificaron las “semillas del Verbo” presentes en la cultura de nuestros antepasados indígenas.