“En un
momento intenso y dramático de la historia, se dio el encuentro entre Dios y
los hombres por medio de Santa María de Guadalupe, haciendo de este
Acontecimiento un encuentro cuyo mensaje está lleno de esperanza que provoca la
fe para poder vivir en el amor. Y fue un laico, Juan Diego Cuauhtlatoatzin,
primer indígena canonizado del Continente, el elegido para portar
este mensaje para el mundo entero”.
…”por la
canonización de San Juan Diego se confirma la verdad del encuentro que
sostuvo con la Madre de
Dios; y tenemos la certeza de que estamos en
el hueco del manto y en el cruce de los brazos de Santa María de Guadalupe, en
el amor de la Madre de
Dios y nuestra Madre; estamos ciertos que es
Ella quien nos conduce a su Hijo Jesucristo. Por ello el Episcopado
Latinoamericano afirmó en Aparecida, Brasil, que María “ha estado muy cerca de nosotros, ha cuidado
de nuestras personas y trabajos, cobijándonos como a Juan Diego y a nuestros
pueblos…”.
El Cardenal
arzobispo de México, Norberto Rivera Carrera, durante la celebración de la
Fiesta Litúrgica de San Juan Diego -establecida por el ahora santo, Papa Juan
Pablo II-, resaltó que el mensaje del Acontecimiento Guadalupano es para todos
pero sólo los humildes como el santo indígena, “pueden leerlo, hacerlo suyo y
entregarlo con flores y cantos de un actuar cotidiano en el amor”.
Agregó que una de las más grandes manifestaciones
de que el Acontecimiento Guadalupano es salvífico, es la conversión del corazón;
mueve al ser humano al arrepentimiento, desde lo más profundo del alma, del
espíritu y la razón, como fruto de este encuentro con Dios, quien siempre toma
la iniciativa y hace realidad un cambio de vida pleno y total, dándole todo su
sentido.
Hizo
notar que por la canonización de San Juan Diego se confirma la verdad del encuentro
que sostuvo con la Madre de Dios; y tenemos la certeza “de que estamos en el hueco
del manto y en el cruce de los brazos de Santa María de Guadalupe, en el amor
de la Madre de Dios y nuestra Madre; estamos ciertos que es Ella quien nos
conduce a su Hijo Jesucristo”. Por ello el Episcopado Latinoamericano afirmó en
Aparecida, Brasil, que María “ha estado muy cerca de nosotros, ha cuidado de
nuestras personas y trabajos, cobijándonos como a Juan Diego y a nuestros
pueblos…”.
El Sr.
Cardenal mexicano señaló que lo más importante es descubrir cómo Jesucristo se
encuentra con el ser humano por medio de Santa María de Guadalupe, quien toma
lo bueno y verdadero de la fiesta del Panquetzaliztli que celebraban los
indígenas, y lo desarrolla en la plenitud del verdadero Dios por quien se vive.
“Él es la verdadera Pascua Florida, Él es nuestro redentor y Salvador, el dueño
de la vida…quien purifica todo esto y da plenitud en Él, el Hijo de Dios
verdadero, Él que es la respuesta de lo que tanto anhelaban los indígenas…”.
Gracias
a Juan Diego se nos ha transmitido todo esto por medio de la tradición oral y en una bellísima y
portentosa Imagen de la Virgen
de Guadalupe: en la humilde Tilma de
este indígena macehual.
“Un encuentro que marca la historia, un mensaje de amor para el mundo entero,
una invitación para construir juntos la cultura de la vida, la
civilización del amor,
que nunca se detenga ni se destruya. Todos estamos invitados a ser santos como
él, humilde indígena, San Juan Diego Cuauhtlatoatzin, y poner todo lo que está
de nuestra parte para construir esta casita sagrada, la nueva civilización del amor de
Dios”.
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