… Juan Diego descubrió la verdad de la nueva humanidad en la que todos
estamos llamados a ser hijos de Dios en Cristo, y se convirtió en protagonista
de la nueva identidad mexicana, íntimamente unida a la Virgen de Guadalupe, cuyo
rostro mestizo expresa su maternidad espiritual que abraza a todos los
mexicanos, señaló el Nuncio del Papa en México.
“Por ello, el testimonio de San Juan Diego nos debe llevar a trabajar a
favor de la construcción de la nación mexicana, para promover la fraternidad
entre todos y favorecer cada vez más la reconciliación de México con sus
orígenes, con sus valores, con sus tradiciones”
CON EL AMOR DE DIOS SE PUEDEN TRANSFORMAR LAS ACTITUDES Y LAS RELACIONES INTERPERSONALES
Y FAMILIARES
Las celebraciones por la festividad de San Juan Diego Cuauhtlatoatzin,
fueron encabezadas por Mons. Adolfo Castaño, Obispo Auxiliar de la
Arquidiócesis de México y por el Nuncio Apostólico en México, Mons. Christophe
Pierre. En sus respectivos mensajes aseguraron que la esperanza fundada en el amor de Dios puede transformar las
relaciones familiares y la situación de violencia en México, como sucedió en
1531, cuando se apareció Santa María de Guadalupe.
… Mons. Castaño señaló que la alegría y la esperanza auténticas sólo
tienen su fuente en el amor inconmensurable de nuestro Dios y poseen la
capacidad de transformar las relaciones interpersonales y familiares. Asimismo,
puede propiciar familias fortalecidas que celebren el gozo de la vida y sean
testimonio y consuelo para una sociedad herida y maltratada.
El Nuncio Apostólico en México
comentó que en 1531 también el panorama para los mexicanos era desolador; los
indios vivían guerras intestinas y los españoles se llenaron de soberbia pensando
que su conquista justificaba cometer toda clase de atropello. “Nada en todo el
panorama permitía pensar que sería posible establecer una sociedad sana y en paz.
Nada permitía confiar en que las cosas mejorarían (…)”. Pero en ese contexto el
Señor interviene a través de su Madre Santísima, Santa María de Guadalupe, para
traer consuelo y pedir la colaboración de las partes en conflicto.
Primero para levantar un templo, y luego, para que al aceptar su amor, descubrieran
que si podrían amarse a sí mismos y entre sí. “Así, en sólo cuatro días, del
nueve al 12 de diciembre de 1531, María santísima como instrumento amoroso de Dios,
revela a mexicanos y españoles, que Ella se honra de ser madre nuestra”, y
viene a traer la paz del Cielo.
Con Santa María de Guadalupe, San Juan Diego descubrió la verdad de la
nueva humanidad en la que todos estamos llamados a ser hijos de Dios en Cristo,
y se convirtió en protagonista de la nueva identidad mexicana, íntimamente unida
a la Virgen de Guadalupe, cuyo rostro mestizo expresa su maternidad espiritual
que abraza a todos los mexicanos, señaló el Nuncio.
“Por ello, el testimonio de San Juan Diego nos debe llevar a trabajar a
favor de la construcción de la nación mexicana, para promover la fraternidad
entre todos y favorecer cada vez más la reconciliación de México con sus
orígenes, con sus valores, con sus tradiciones”, subrayó
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