SANTA MARÍA DE GUADALUPE ES MENSAJE DE VIDA
En un momento tan difícil que estamos
sufriendo, en donde la violencia, el crimen, la corrupción, el secuestro; así
como los asesinatos, los desaparecidos y otros males nos ahogan, el mensaje de la Virgen de Guadalupe
adquiere una singular importancia. Un mensaje que seguramente desde hace
muchísimos años conocemos, pero que no hemos sabido o querido vivir; y, por ello,
el rumbo que se está tomando resulta de preocupante atención, en donde
parecería que la vida humana no se valora más y lo peor sería que nos fuéramos
“acostumbrando” a este ambiente de muerte y destrucción.
Ella ha venido a dar todo su
Amor-Persona, que es su amado Hijo, el verdaderísimo Dios por quien se vive.
Ella es quien nos entrega al Creador de la vida para que nosotros tengamos vida
y la tengamos en abundancia; de esta manera, su mensaje es un mensaje vivo, es
un mensaje pleno, es un mensaje eterno.
Este mensaje no puede quedar encerrado,
así que el alegre impulso que viene desde adentro, con la fuerza del Espíritu
Santo, es entregar este mensaje a los demás, es entregarlo en el servicio, en
el perdón, en la misericordia, en el amor; y es así que el mundo puede cambiar,
pues el primer movimiento es abrir el corazón al poder del amor de Dios, a la
vida de Dios, y con esto seguir descubriendo su Rostro en el rostro de cada
hermano, especialmente el rostro del hermano abatido y abandonado y así crear una
nueva humanidad, una nueva civilización del Amor de Dios, en donde Dios nos
limpia el corazón y el alma y nos sana desde lo más profundo de nuestro ser,
dándonos su propia vida. Es este el único camino para sanar nuestra comunidad, nuestra
sociedad, nuestro pueblo. Es este el mensaje de vida que nos entrega Santa
María de Guadalupe, una madre que nos enseña a seguir y tener un encuentro con
el verdadero Dios y Señor, el Dueño de la vida.
Es evidente que esta vida pasa como un
soplo, cuando menos se piensa ¡se acabó! Dios nos llamará a su presencia ¿Y qué
clase de persona seremos ante Él? ¿Alguien que en realidad nunca vivió, pues sólo
fue un ser lleno de soberbia y de rencor, de donde sólo surgió muerte y
destrucción? ¿O seremos ese ser que supo poner todo su esfuerzo para que la
vida de Dios fuera la fuente de su servicio y de su amor por los demás?
Una vez más vivimos las fiesta de Santa
María de Guadalupe, quien nos da el mensaje máximo de la vida, dependerá de
todos y cada uno de nosotros si queremos salir de este entorno de muerte y
respirar el espíritu de la vida divina que nos da la plenitud que tanto estamos
buscando o seguir en el sepulcro de nuestros egoísmos y de nuestros crímenes.
. Dr. Eduardo Chávez
Sánchez, Canónigo,
Boletin Guadalupano
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