Frase

Conoce el santuario de Nuestra Señora de Guadalupe, en México.


Cada año millones de personas acuden a rezar a María, la Madre "que nos lleva en su regazo", Ella también nos dice hoy: "No se perturbe tu corazón, no temas".

miércoles, 13 de septiembre de 2017

- 120.000 peregrinos llegan de Querétaro

Esta imponente manifestación de fe, devoción y testimonio cristiano de aproximadamente 120 mil peregrinos organizados en tres contingentes procedentes de los 12 decanatos de la Diócesis de Querétaro, fue recibida desde la madrugada. El contingente de tres mil ciclistas arribó a las 5 horas; a las 9:00 horas, el contingente de 25 mil mujeres de la 58 Peregrinación Femenil, y pasado el mediodía, llegó la columna de 40 mil varones de la 127 Peregrinación Varonil. A ellos se sumaron sus familiares y otros feligreses de la diócesis.
En su camino testimoniaron la fuerza de su fe que culminó en el encuentro de miradas de amor con la Reina de México y Emperatriz de América. Ahí quedaron satisfechas todas las horas de sacrificio purificador del alma, las intenciones traídas en el corazón, el agradecimiento por la intercesión y cuidado de la Madre de Dios, en los asuntos de familia, de trabajo, de salud, de vida. Los sollozos, los cantos, el silencio, el abrazo, lo dijeron todo.
Entraron a la Basílica de Guadalupe, cantando a voz en cuello, con lágrimas en los ojos y el gozo profundo en el Espíritu de Dios reflejado en sus rostros, las peregrinas y los peregrinos de la Diócesis de Querétaro, después de vivir 15 días de intensas jornadas de oración, reconciliación, Eucaristía y fraternidad. Algunos caminaron por primera vez, otros por 2a, 10a, o hasta 40ª ocasión.

 “Después de peregrinar durante estos días, llegamos hasta este santuario para contemplar a nuestra Madre del cielo…. Han bastado unos instantes, al pasar frente a su bendita imagen, para entrecruzar las miradas y poder así sentir y experimentar ese amor y esa ternura, que nos recuerdan que no estamos solos en el camino de nuestra vida”, señaló Mons. Faustino Armendáriz, Obispo de Querétaro.

miércoles, 6 de septiembre de 2017

- la "casita sagrada" que pidió la Virgen de Guadalupe

…”el punto central del mensaje de la Virgen de Guadalupe no era Ella, sino su Hijo Jesucristo; Ella quería un templo, una casita sagrada, para mostrarlo a Él, para ensalzarlo a Él, para manifestarlo a Él y, finalmente, para ofrecerlo a Él; la Virgen de Guadalupe quería esa casita sagrada para entregar a su propio Hijo; y con este templo se iniciaba y se forjaba un nuevo pueblo, un “nuevo hogar cósmico.”
Hoy día, comprendemos mejor el gran Acontecimiento Guadalupano y la gran admiración y la inmensa alegría que suscitó entre los pobladores de esta tierra el conocimiento de este gran suceso, desde el momento mismo cuando Juan Diego lo decía en una tradición oral que llega a nuestros días y el importante mensaje que se descubre en la contemplación y el conocimiento de la Imagen prodigiosa de Santa María de Guadalupe; pues serán conscientes que este encuentro con Ella, al mismo tiempo, era un encuentro con el único y verdadero Dios.
  Es en este mes de la patria, septiembre, en donde tenemos que reflexionar que es la Madre de Dios quien hizo posible que surgiera este, su pueblo, un pueblo al servicio de la misericordia y del amor de Dios. Ella fue la que forjó esta patria.
  Desde la aparición de la Virgen de Guadalupe, quien nos trae a su amado Hijo, Jesucristo, los pobladores de estas tierras sentían que la alegría no cabría en sus corazones al ser testigos de que el Dios por quien se vive venía a encontrarse con ellos; que a ese Dios sí le importaban, que ese Dios es Amor y que ahora venía a ellos por medio de lo más significativo y amado para Él que era su propia Madre, quien quería su casita sagrada, su hogar divino, su templo sagrado, para ahí entregar al Dios omnipotente. Es tanto el amor de Dios para con el limitado ser humano, que quería hacer su morada en él; y que, además, ardía en deseos de que se le construyera esa “casita sa­grada”, ese “nuevo hogar cósmico”. Es una entrega absoluta de parte de Dios. El júbilo fue inmenso al entender la plenitud de este fruto que tenía su semilla y su raíz en su cultura y, desde ella, para todos los seres humanos de todos los tiempos y de todas las latitudes, un amor universal,
  Queda claro que el punto central del mensaje de la Virgen de Guadalupe no era Ella, sino su Hijo Jesucristo; Ella quería un templo, una casita sagrada, para mostrarlo a Él, para ensalzarlo a Él, para manifestarlo a Él y, finalmente, para ofrecerlo a Él; la Virgen de Guadalupe quería esa casita sagrada para entregar a su propio Hijo; y con este templo se iniciaba y se forjaba un nuevo pueblo, un “nuevo hogar cósmico”.
  Tenemos que recordar que lo primero que construían los mexicanos para hacer un nuevo pueblo era el templo, pues identificaban la nación con este lugar sagrado; asimismo, cuando se buscaba vencer a algún pueblo enemigo lo primero que había que destruir era precisamente su templo. Santa María de Guadalupe realiza una evangelización perfectamente inculturada al iniciar una nueva civilización pidiendo la construcción de un templo, esta edificación sagrada confirmaba una nueva creación que surgía desde lo más profundo del ser abatido, era el construir una nueva civilización llena del amor de Dios, centro y razón de ser del templo que pidió la Madre de Dios.
  La conversión impresionante de millones de seres humanos fue el resultado de este maravilloso encuentro, incluso la conversión del corazón del obispo fray Juan de Zumárraga; el 30 de mayo de 1548, Zumárraga, a unos cuatro días antes de morir, escribió al rey una última misiva llena de esperanza, en ella manifestaba la plenitud de una vida transformada totalmente por Dios, así se expresaba en este maravilloso documento donde también nos informa la conversión de tantos y tantos a los cuales les pudo dar el sacramento de la confirmación en esa fe que Santa María de Guadalupe forjó desde el corazón: “y es verdad –decía el anciano y enfermo fraile-arzobispo– que habrá cuarenta días que con ayuda de religiosos comencé a confirmar los indios de esta ciudad … e pasaron de cuatrocientas mil ánimas los que recibieron el óleo y se confirmaron … a lo cual atribuyen mi muerte, e yo la tengo por vida y con tal contento salgo de ella
  Si bien los indígenas fueron los que entendieron de manera inmediata todo el mensaje de Santa María de Guadalupe, a los pocos años, también para los españoles ya era una de las más importantes devociones, que había realizado un cambio impresionante en su comunidad. La gran mayoría de los misioneros seguían desconcertados al ver las sorprendentes conversiones. Seguían los indígenas llegando de lugares lejanos, con esa misma actitud emocionada hasta las lágrimas, buscando los sacramentos y los españoles la tenían como suya, en su corazón, esta mujer Apocalíptica, Inmaculada Concepción. Madre de Dios y, al mismo tiempo, la perfecta siempre Virgen.
  No cabe duda que la Virgen de Guadalupe unió lo que era imposible, dos razas tan distintas que se despedazarían una contra la otra y en sí mismas, fue Ella, la mujer de rostro mestizo, quien forjó esta unidad, forjó esta patria, pueblo que es un testimonio vivo para forjar el Reino de Dios en el corazón de todo ser humano en una verdadera conversión, un corazón lleno, pleno, del Dios verdadero por el que se vive, una nueva civilización del Amor.

Dr. Eduardo Chávez Sánchez. “Boletin Guadalupano”, Septiembre 2017..

martes, 5 de septiembre de 2017

- El ángel mensajero de la Virgen de Guadalupe

Por algunos escritos de muy mala factura, desgraciadamente, se ha introducido la idea de que el ángel que está a los pies de la Virgen de Guadalupe es un añadido, es decir, que alguien pintó después este ángel; esto totalmente es falso, el ángel es original y siempre ha formado parte de la Imagen completa de Guadalupe e, incluso, tiene un significado muy importante en la interpretación total de esta sagrada Imagen.
  Como decimos, formando parte integrante de la Imagen, a los pies de la Virgen, se encuentra un ángel un tanto extraño ya que tiene cara de niño y una cierta calvicie por sus pronunciadas “entradas”, que indican vejez; además, sus alas no son de paloma sino de águila que tienen tres colores: azul intenso; blanco amarillento o color marfil y, finalmente, rojo. El color azul de las alas en muchas ocasiones se confunde con el verde y esto no es extraño pues a la distancia y según el ángulo y la luz se torna un tanto verdoso, pero viéndolo de cerca, como he tenido la oportunidad de hacerlo, es azul.
  Si bien, para los españoles es un ángel extraño por sus colores y la forma de sus alas, en la mentalidad indígena es perfectamente coherente y armonioso con todo. Recordemos que el águila era el ave que más alto volaba y simbolizaba al sol mismo, ya que era el ser viviente que más se le acercaba y llevaba la esencia del alimento a los dioses para sustentarlos; es decir, el águila transportaba entre sus garras los corazones y la sangre de las víctimas que habían sido sacrificadas para el sustento de los dioses, llevaba la cosecha de la vida, la cosecha de los corazones y de la sangre consagrada para alimentar a la divinidad. Además, el águila era un ser muy importante para México, ya que por un águila los mexicas o aztecas supieron el lugar preciso para la edificación del su primer templo, como lo profetizaban sus mitos, y con este templo iniciaron la fundación de su imperio.
 Hay que recordar también dos elementos sumamente importantes para poder captar la verdadera interpretación de este mensajero alado. Lo primero es que para los indígenas el anciano dentro de la comunidad era la persona más importante pues el anciano es quien sustentaba la autoridad, la sabiduría, la tradición, la identidad, la cultura; en una palabra, representaba la raíz que para los indígenas quería decir: la verdad. Lo segundo, es que los indígenas habían concebido la plenitud del universo en cuatro rumbos que lo abarcaban todo, y cada uno de estos rumbos era representado precisamente por los colores de las alas del ángel, aunado al color oscuro de la luna.
  Así pues, en síntesis, el ángel que está a los pies de la Virgen de Guadalupe es un ángel con alas de águila con colores de la verdad del universo, mensajero, niño-anciano a la vez, lleno de fuerza y, al mismo tiempo, de sabiduría; y este mensajero nos muestra el verdadero alimento que es el mensaje de Amor que representa toda la figura de Santa María de Guadalupe, quien nos trae en su inmaculado vientre a Jesús, el amor pleno y total, y lo viene a entregar a todos los seres humanos en un templo, casita sagrada, manifestación de una nueva civilización del Amor. 
  Es un ángel en la raíz de la Imagen de Guadalupe, que con la mano derecha toma el manto azul con estrellas que representa el universo y con la izquierda toma el vestido color rosa-salmonado con flores que representa la tierra, y de esa manera une cielo y tierra; además, con los colores de sus alas que junto con el color de la luna negra están conjuntando los cuatro rumbos del universo, raíz del Universo, que además significaba la casa del Dios Omnipotente.
  Esto nos confirma nuevamente la coherencia absoluta de todo el mensaje; ya que es en el templo, en la “casita sagrada”, en la iglesia, donde se celebra el sacramento central del amor: la Eucaristía; por lo tanto, está manifestando una enorme y crucial verdad. Es como si María dijera: no son ustedes los que pretenden alimentar a los dioses con la sangre y los corazones de las víctimas en la piedra de los sacrificios; sino que es mi Hijo, Jesucristo, el verdaderísimo Dios por quien se vive, el Dueño del cielo y de la tierra, el Dios de la cercanía y de la inmediación, quien se ofrece a ustedes como alimento. Como Jesús mismo lo expresa: “En verdad les digo: si no comen la carne del Hijo del Hombre, y no beben su sangre, no viven de verdad. El que come mi carne y bebe mi sangre, vive de vida eterna y yo lo resucitaré en el último día. Mi carne es comida verdadera y mi sangre es bebida verdadera. El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él. Como el Padre, que vive, me envió, y yo vivo por él, así, quien me come a mí tendrá de mí la vida. Este es el pan que ha bajado del cielo, no como el que comieron vuestros antepasados, los cuales murieron. El que coma este pan vivirá para siempre.” (Jn 6, 52)
  El Dios Omnipotente es quien se entrega por amor en el sacrifico de la cruz. Santa María de Guadalupe es quien porta en su vientre inmaculado a su Hijo amado, Jesucristo, que se entrega totalmente en un encuentro lleno de amor. El Papa Benedicto XVI manifestó la fuerza profundamente amorosa de este acto de entrega total de parte de Dios: “El hombre vive de la verdad y de ser amado –dijo el Santo Padre–, de ser amado por la Verdad. Necesita a Dios, al Dios que se le acerca y que le muestra el sentido de su vida, indicándole así el camino de la vida. Ciertamente, el hombre necesita pan, necesita el alimento del cuerpo, pero en lo más profundo necesita sobre todo la Palabra, el Amor, a Dios mismo. 


- Venimos a verla y a que Ella nos mire

La Iglesia Particular de Orizaba, pueblo de Dios que camina al cielo, viene desde la región de las altas montañas de Veracruz, a ponerse a los pies de nuestra querida Madre, Santa María de Guadalupe, ‘la Madre del Verdadero Dios por quien se vive’. Venimos a verla y a que Ella nos mire, porque somos sus hijos y queremos sentirnos envueltos en su amor y ternura maternal”.
  Así lo afirmó el Obispo Mons. Eduardo Cervantes Merino, al venir a “la casita” que Ella pidió que se le construyera; que es de Ella y de todos los bautizados, discípulos y misioneros de su Hijo Jesús. Es aquí donde de modo especial nos manifiesta su amor, oye nuestros lamentos y remedia nuestras miserias y dolores. Así se lo dijo a San Juan Diego y así nos lo repite a nosotros, aseguró.
  Puso de manifiesto que la familia de Dios que conforma la Iglesia de Orizaba, tiene un gran amor a nuestra Madre de Guadalupe y le rezan en familia, en los barrios, colonias y comunidades. Su imagen ocupa un lugar muy especial en templos y hogares, y hasta en parques y calles de la diócesis. Por ello la peregrinación es un signo de amor, veneración y confianza “de todos nosotros, pastores y pueblo de Dios, que buscamos y queremos en­contrar la mirada de nuestra Madre”, el abrazo que nos envuelve de calidez y fortaleza. “Queremos sentir su pro­tección y ánimo que nos invita a escu­char a su Hijo y hacer lo que Él nos diga”, señaló.
  Aseguró que Santa María ha llenado de alegría y sentido la vida de la Nación Mexicana, y ha penetrado en la cultura de nuestros pueblos. En ese sentido hizo hincapié en los signos que trajeron de su cultura -- cantos, alabanzas, danza y banda--, la cual ha sido iluminada por la luz del Evangelio que es Jesús. “Es así que nuestra peregrinación fortalece el caminar al Cielo que cada día realizamos”.
  Mons. Cervantes puso de manifiesto la gratitud de su pueblo a Santa María, y su petición de que siga fortaleciendo su empeño para vivir las enseñanzas del Evangelio, en la familia y sociedad en general. “Queremos que las comunidades parroquiales crezcan en ardor evangélico para anunciar con alegría a Jesús, llevarlo con entusiasmo y valentía a nuestro modo de vivir y actuar”.
  Encomendó a las familias para que sean santuarios de vida y amor, donde se cuida la vida, se educa en la fe y “crezcamos en valores”. Y pidió porque Santa María les ayude a cuidar a la madre tierra que Ella bendijo con sus pies desde este Cerro del Tepeyac.
  Puso a los pies de la Madre del Cielo, las tristezas y necesidades que les lastiman, y resaltó que Santa María colma de fe y esperanza, enseña a vivir, e invita a construir comunión. Ella es modelo de seguimiento de Cristo y lo presenta para que lo conozcamos pues sólo Él es Camino, Verdad y la Vida. En este punto, agradeció a la Virgen por fortalecer nuestra vida en Cristo.

  “Ilumínanos para que con generosidad, laicos, religiosas, seminaristas, sacerdotes y obispo, elaboremos un proyecto diocesano en el que todos nos involucremos para responder a las necesidades de la evangelización del mundo de hoy…Bendícenos con la paz que tanto necesita nuestra región…”, oró ante la Reina de México.

- Santa María de Guadalupe está presente

La Basílica de Guadalupe recibió la primera peregrinación de la Diócesis de El Paso, Texas (USA). Su Obispo Mons. Seitz agradeció y expresó su alegría por estar en el Santuario. A quienes escuchaban la misa en la transmisión por radio, en la Diócesis de El Paso, les pidió unirse con sus oraciones.
  Reconoció que vienen a orar y a escuchar el mensaje que nuestra dulce Madre dijo a San Juan Diego Cuauhtlatoatzin: “¿No estoy yo aquí que tengo el honor de ser tu madre?...”, y les indicó que nuestra Madre es una verdadera intercesora ante el Señor, “para nuestras vidas, para nuestra salvación”.
  Dios, subrayó, entiende esta necesidad humana, siempre dice la verdad, pero nosotros no siempre entendemos lo que está diciendo en nuestros corazones. Por eso su hijo Jesucristo vino para compartir nuestra vida, acercarse a nuestro sufrimiento y morir en la cruz, que fue una afirmación de su amor y su salvación.
  Indicó que en el Evangelio, Jesucristo da este mensaje cuando nos enseña que sólo se puede reconocer un árbol por sus frutos. En este sentido podemos entender por qué María, para nosotros los católicos, no es simplemente una mujer como todas. Como Madre nuestra, subrayó, Ella continúa produciendo buen fruto para sus hijos aquí en la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe, “no solamente podemos recordar cómo ha mostrado el amor de Dios, (además) podemos ver un signo incomparable de su amor: la Tilma de san Juan Diego”.

  Ella está presente, expresando su amor y ternura para sus hijos e hijas más necesitados: los pobres, los migrantes y refugiados, los enfermos, los que están en las periferias de la vida, así como estuvo presente para los indígenas en tiempos de san Juan Diego.

viernes, 1 de septiembre de 2017

- Panquetzaliztli, fiesta prehispánica

Fue presentando el libro “Pascua Florida, clave de la inculturación de Santa María de Guadalupe, Panquetzaliztli”, del P. Eduardo Chávez, quien fue el postulador de la causa de canonización de san Juan Diego, y es Doctor en Historia de la Iglesia.
  La publicación, que consta de 180 páginas, tiene como referencia distintas fuentes históricas que son comparadas en torno a la fiesta prehispánica del Panquetzaliztli, la cual celebraban los indígenas para honrar a su dios Huitzilopochtli, la deidad de la guerra; esta fiesta, que era precedida con grandes penitencias entre los indios, la hacían en el solsticio de invierno, cuando se encendía el Fuego Nuevo, y que coincidió con las fechas de las apariciones de la Virgen de Guadalupe en el Tepeyac, en diciembre de 1531. Esta correspondencia de fechas no fue casual, puesto que la Virgen de Guadalupe quiso aparecerse a san Juan Diego en el tiempo justo, como un Nuevo Sol que alumbra a la humanidad, tras el ocaso del Quinto Sol del cual hablaba la mitología Tolteca y la de los grupos de habla náhuatl, y que se perfilaba para un momento de crisis como el que se vivía en aquel año, puesto que para los indígenas, el Sol llevaba diez años sin recibir su alimento sagrado: la sangre humana, y para los propios españoles, el ambiente estaba enrarecido con la perversión de los integrantes de la Primera Audiencia, que incluso llegaron a amenazar de muerte a Zumárraga, y los propios franciscanos llegaron a pensar en abandonar México.
  Frente a un numeroso auditorio, en el Casino Español, el P. Eduardo Chávez citó en distintos momentos al franciscano fray Bernardino de Sahagún, quien puso en tela de juicio el origen de la imagen de la Morenita, “anticipándose a los abogados del Diablo”, con lo que se valida que esta imagen no provenía de España, puesto que de haber sido así, jamás la hubiera cuestionado. “Varias fuentes ayudan a probar que esta imagen no provenía de España”, afirmó.
  Luego dijo que de 1548 –fecha en que murió fray Juan de Zumárraga, el primer obispo de México– al momento en el que designan a Alonso de Montufar, quien sería el segundo obispo, transcurrieron tres años de sede vacante, y aun así, pasó más tiempo para que él se presentara en México, de modo que fueron los propios frailes, como Bernardino de Sahagún, quienes continuaron el proceso de evangelización de los indios.
  También habló del nombre de Guadalupe: “La Virgen de Guadalupe jamás tuvo un nombre indígena; incluso las fuentes en lengua náhuatl la mencionan siempre como Santa María de Guadalupe”.
 El libro incluye algunas palabras de presentación del Card. Norberto Rivera Carrera, Arzobispo Primado de México, y de Mons. Enrique Glennie Graue, Rector de la Basílica de Guadalupe. Es una publicación del Instituto Superior de Estudios Guadalupanos.
Continúa la inculturación de la Virgen de Guadalupe
El Acontecimiento Guadalupano no se limita a lo ocurrido en el Cerro del Tepeyac en diciembre de 1531
“El Acontecimiento Guadalupano no se limita a lo ocurrido en el Cerro del Tepeyac en diciembre de 1531, sino que se prolonga hasta nuestros días, cuando se conoce más y mejor a la Virgen de Guadalupe”, señaló el cardenal Norberto Rivera Carrera, Arzobispo Primado de México, durante la presentación del libro Panquetzalistli, Pascua Florida, Clave de la inculturación de Santa María de Guadalupe, del P. Eduardo Chávez.
  El cardenal Rivera puso como ejemplo la petición que recientemente le hizo un sacerdote de Israel para que enviara una imagen de La Morenita a la zona del valle, donde le quieren construir una capilla. En Israel, hay varios templos que tienen imágenes de la Virgen de Guadalupe, entre ellos, en Jerusalén y en Nazaret.
  También señaló que ha ido creciendo el número de peregrinos al Tepeyac desde que san Juan Diego fue canonizado por San Juan Pablo II.
  Luego mencionó que la fe en la Virgen de Guadalupe está sustentada por acontecimientos históricos, y que al paso de los años se acumulan nuevas revelaciones y conocimientos que dan certeza y permiten un mayor conocimiento de la Morenita.
  El Arzobispo de México también habló de la inculturación de la Virgen desde el momento de su aparición, que tuvo lugar durante el solsticio de invierno, fecha de especial relevancia para las culturas indígenas, no como algo casual, sino como parte de los planes de Dios para mostrar a su Hijo Jesucristo a través de la Virgen de Guadalupe. Los frutos de aquella inculturación están a la vista, dijo.
  Por su parte, Mons. Enrique Glennie, Rector de la Basílica de Guadalupe, dijo que para el conocimiento del tema guadalupano no solo son importantes las cifras de los peregrinos, sino la actitud que asumen en el santuario.
  Finalmente, se hizo un reconocimiento al trabajo del Instituto Superior de Estudios Guadalupanos, a cargo del P. Eduardo Chávez.