Fue presentando el libro “Pascua Florida, clave de la inculturación de
Santa María de Guadalupe, Panquetzaliztli”, del P. Eduardo Chávez, quien fue el
postulador de la causa de canonización de san Juan Diego, y es Doctor en
Historia de la Iglesia.
La publicación, que consta de
180 páginas, tiene como referencia distintas fuentes históricas que son
comparadas en torno a la fiesta prehispánica del Panquetzaliztli, la cual
celebraban los indígenas para honrar a su dios Huitzilopochtli, la deidad de la
guerra; esta fiesta, que era precedida con grandes penitencias entre los
indios, la hacían en el solsticio de invierno, cuando se encendía el Fuego
Nuevo, y que coincidió con las fechas de las apariciones de la Virgen de
Guadalupe en el Tepeyac, en diciembre de 1531. Esta correspondencia de fechas
no fue casual, puesto que la Virgen de Guadalupe quiso aparecerse a san Juan
Diego en el tiempo justo, como un Nuevo Sol que alumbra a la humanidad, tras el
ocaso del Quinto Sol del cual hablaba la mitología Tolteca y la de los grupos
de habla náhuatl, y que se perfilaba para un momento de crisis como el que se
vivía en aquel año, puesto que para los indígenas, el Sol llevaba diez años sin
recibir su alimento sagrado: la sangre humana, y para los propios españoles, el
ambiente estaba enrarecido con la perversión de los integrantes de la Primera
Audiencia, que incluso llegaron a amenazar de muerte a Zumárraga, y los propios
franciscanos llegaron a pensar en abandonar México.
Frente a un numeroso auditorio,
en el Casino Español, el P. Eduardo Chávez citó en distintos momentos al
franciscano fray Bernardino de Sahagún, quien puso en tela de juicio el origen
de la imagen de la Morenita, “anticipándose a los abogados del Diablo”, con lo
que se valida que esta imagen no provenía de España, puesto que de haber sido
así, jamás la hubiera cuestionado. “Varias fuentes ayudan a probar que esta
imagen no provenía de España”, afirmó.
Luego dijo que de 1548 –fecha en
que murió fray Juan de Zumárraga, el primer obispo de México– al momento en el
que designan a Alonso de Montufar, quien sería el segundo obispo,
transcurrieron tres años de sede vacante, y aun así, pasó más tiempo para que
él se presentara en México, de modo que fueron los propios frailes, como
Bernardino de Sahagún, quienes continuaron el proceso de evangelización de los
indios.
También habló del nombre de
Guadalupe: “La Virgen de Guadalupe jamás tuvo un nombre indígena; incluso las
fuentes en lengua náhuatl la mencionan siempre como Santa María de Guadalupe”.
El libro incluye algunas palabras
de presentación del Card. Norberto Rivera Carrera, Arzobispo Primado de México,
y de Mons. Enrique Glennie Graue, Rector de la Basílica de Guadalupe. Es una
publicación del Instituto Superior de Estudios Guadalupanos.
Continúa
la inculturación de la Virgen de Guadalupe
El Acontecimiento Guadalupano no se
limita a lo ocurrido en el Cerro del Tepeyac en diciembre de 1531
“El Acontecimiento Guadalupano no se limita a lo ocurrido en el Cerro
del Tepeyac en diciembre de 1531, sino que se prolonga hasta nuestros días,
cuando se conoce más y mejor a la Virgen de Guadalupe”, señaló el cardenal
Norberto Rivera Carrera, Arzobispo Primado de México, durante la presentación
del libro Panquetzalistli, Pascua Florida, Clave de la inculturación de Santa
María de Guadalupe, del P. Eduardo Chávez.
El cardenal Rivera puso como
ejemplo la petición que recientemente le hizo un sacerdote de Israel para que
enviara una imagen de La Morenita a la zona del valle, donde le quieren
construir una capilla. En Israel, hay varios templos que tienen imágenes de la
Virgen de Guadalupe, entre ellos, en Jerusalén y en Nazaret.
También señaló que ha ido creciendo
el número de peregrinos al Tepeyac desde que san Juan Diego fue canonizado por
San Juan Pablo II.
Luego mencionó que la fe en la
Virgen de Guadalupe está sustentada por acontecimientos históricos, y que al
paso de los años se acumulan nuevas revelaciones y conocimientos que dan
certeza y permiten un mayor conocimiento de la Morenita.
El Arzobispo de México también
habló de la inculturación de la Virgen desde el momento de su aparición, que
tuvo lugar durante el solsticio de invierno, fecha de especial relevancia para
las culturas indígenas, no como algo casual, sino como parte de los planes de
Dios para mostrar a su Hijo Jesucristo a través de la Virgen de Guadalupe. Los
frutos de aquella inculturación están a la vista, dijo.
Por su parte, Mons. Enrique
Glennie, Rector de la Basílica de Guadalupe, dijo que para el conocimiento del
tema guadalupano no solo son importantes las cifras de los peregrinos, sino la
actitud que asumen en el santuario.
Finalmente, se hizo un
reconocimiento al trabajo del Instituto Superior de Estudios Guadalupanos, a
cargo del P. Eduardo Chávez.
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