Frase

Conoce el santuario de Nuestra Señora de Guadalupe, en México.


Cada año millones de personas acuden a rezar a María, la Madre "que nos lleva en su regazo", Ella también nos dice hoy: "No se perturbe tu corazón, no temas".

martes, 5 de septiembre de 2017

- Venimos a verla y a que Ella nos mire

La Iglesia Particular de Orizaba, pueblo de Dios que camina al cielo, viene desde la región de las altas montañas de Veracruz, a ponerse a los pies de nuestra querida Madre, Santa María de Guadalupe, ‘la Madre del Verdadero Dios por quien se vive’. Venimos a verla y a que Ella nos mire, porque somos sus hijos y queremos sentirnos envueltos en su amor y ternura maternal”.
  Así lo afirmó el Obispo Mons. Eduardo Cervantes Merino, al venir a “la casita” que Ella pidió que se le construyera; que es de Ella y de todos los bautizados, discípulos y misioneros de su Hijo Jesús. Es aquí donde de modo especial nos manifiesta su amor, oye nuestros lamentos y remedia nuestras miserias y dolores. Así se lo dijo a San Juan Diego y así nos lo repite a nosotros, aseguró.
  Puso de manifiesto que la familia de Dios que conforma la Iglesia de Orizaba, tiene un gran amor a nuestra Madre de Guadalupe y le rezan en familia, en los barrios, colonias y comunidades. Su imagen ocupa un lugar muy especial en templos y hogares, y hasta en parques y calles de la diócesis. Por ello la peregrinación es un signo de amor, veneración y confianza “de todos nosotros, pastores y pueblo de Dios, que buscamos y queremos en­contrar la mirada de nuestra Madre”, el abrazo que nos envuelve de calidez y fortaleza. “Queremos sentir su pro­tección y ánimo que nos invita a escu­char a su Hijo y hacer lo que Él nos diga”, señaló.
  Aseguró que Santa María ha llenado de alegría y sentido la vida de la Nación Mexicana, y ha penetrado en la cultura de nuestros pueblos. En ese sentido hizo hincapié en los signos que trajeron de su cultura -- cantos, alabanzas, danza y banda--, la cual ha sido iluminada por la luz del Evangelio que es Jesús. “Es así que nuestra peregrinación fortalece el caminar al Cielo que cada día realizamos”.
  Mons. Cervantes puso de manifiesto la gratitud de su pueblo a Santa María, y su petición de que siga fortaleciendo su empeño para vivir las enseñanzas del Evangelio, en la familia y sociedad en general. “Queremos que las comunidades parroquiales crezcan en ardor evangélico para anunciar con alegría a Jesús, llevarlo con entusiasmo y valentía a nuestro modo de vivir y actuar”.
  Encomendó a las familias para que sean santuarios de vida y amor, donde se cuida la vida, se educa en la fe y “crezcamos en valores”. Y pidió porque Santa María les ayude a cuidar a la madre tierra que Ella bendijo con sus pies desde este Cerro del Tepeyac.
  Puso a los pies de la Madre del Cielo, las tristezas y necesidades que les lastiman, y resaltó que Santa María colma de fe y esperanza, enseña a vivir, e invita a construir comunión. Ella es modelo de seguimiento de Cristo y lo presenta para que lo conozcamos pues sólo Él es Camino, Verdad y la Vida. En este punto, agradeció a la Virgen por fortalecer nuestra vida en Cristo.

  “Ilumínanos para que con generosidad, laicos, religiosas, seminaristas, sacerdotes y obispo, elaboremos un proyecto diocesano en el que todos nos involucremos para responder a las necesidades de la evangelización del mundo de hoy…Bendícenos con la paz que tanto necesita nuestra región…”, oró ante la Reina de México.

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